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<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />
10. Wajari y <strong>los</strong> instrumentos musicales<br />
¿Por qué lo enterraron, por qué lo escondieron? El chuwo es tan peligroso<br />
como el worrah o el da-a, el dyajo o la muotsa 8 . Esos son peligrosos<br />
porque al tocar<strong>los</strong> no están cubiertos, como <strong>los</strong> bailarines bajo <strong>los</strong><br />
Warimes.<br />
Tchejeru pensó que algún hombre estaba tocando el instrumento.<br />
Aquella vez Tchejeru se escabulló tres veces para saber <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venía<br />
el sonido.<br />
La flauta nasal trae muchos peligros. Se llama chuwo, Wajari le puso<br />
el nombre. No todo el mundo sabe tocarla. Mi padre la sabe tocar, mi<br />
hermanito está aprendiendo. Cuando suena, dicen las mujeres chuwo<br />
ujkwoku, “está hablando el chuwo”. Al igual que el dyajo y la muotsa.<br />
Wajari tomó el instrumento y lo escondió porque ese era su instrumento.<br />
Lo tocó, lo fue probando en secreto. Tchejeru quería no solamente<br />
oírlo sino verlo también; es más, hasta quería ver <strong>los</strong> Warimes, quería<br />
saber cómo eran.<br />
Wajari le dijo: “Ni <strong>los</strong> instrumentos musicales ni <strong>los</strong> Warimes son propios<br />
para las miradas <strong>de</strong> las mujeres”.<br />
Wajari fue el que <strong>los</strong> hizo. Luego él también se puso <strong>los</strong> warimes y<br />
entró en la churuata, como nosotros mismos hacemos. Wajari cantó, tocó<br />
su maraquita. Tchejeru le respondió, cantó y se dio cuenta que era la voz<br />
<strong>de</strong> su hermano la que venía <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Warime. Salió corriendo hacia<br />
el bailador y corrió la cortina <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> palmera que le cubría la cara.<br />
Wajari salió corriendo, <strong>de</strong>jó a su hermana y escondió el Warime en<br />
su churuata. Dijo que no era <strong>de</strong> aquí, que no la había traído <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />
su madre.<br />
Tchejeru quería saber por qué solamente Wajari podía conocer el secreto.<br />
Ya una vez había corrido la cortina y había visto quién se escondía<br />
bajo la máscara. Tchejeru era muy curiosa, hubiera querido ver las cosas<br />
prohibidas. Pero no la llevaron allá, don<strong>de</strong> suenan <strong>los</strong> instrumentos musicales.<br />
Pudo ver la danza <strong>de</strong>l Warime, eso sí, pero esta no era tan secreta.<br />
Porque cuando bailan, las hojas <strong>de</strong> palmera cubren <strong>los</strong> rostros. Si te<br />
pones una máscara en la cabeza, nadie sabrá quién está bajo el Warime.<br />
Porque hasta tu voz cambia. Cuando yo bailé esa danza, también canté<br />
con otra voz.<br />
Mi padre, el difunto Ñemeh, si que tenía buena voz. Sabía tocar el<br />
chuwo, el worrah y hasta la muotsa. También tocaba el dyajo; conocía<br />
todos <strong>los</strong> instrumentos. Él me enseñó a mí también cómo tocar el chuwo,<br />
la voz <strong>de</strong> Wajari.<br />
8 Los instrumentos <strong>de</strong> música mencionados son <strong>los</strong> instrumentos <strong>de</strong> viento <strong>de</strong> la “orquesta”<br />
<strong>de</strong>l rito Warime. Estos son completados por una maraca y un zuñidor.<br />
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