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<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />
38. La fila <strong>de</strong> piedras<br />
apresaban tres, cuatro y a veces hasta cinco <strong>piaroa</strong>. Los kerimine eran<br />
muchos y <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong> eran cada vez menos.<br />
Los <strong>piaroa</strong> buscaban y buscaban la montaña y por fin la encontraron.<br />
Se llamaba Meñerujewa. Todos <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong> subieron juntos la montaña.<br />
Entre cimas <strong>de</strong> montañas, en lugares bien visibles colocaron especies <strong>de</strong><br />
puentes tejidos <strong>de</strong> lianas.<br />
Vinieron <strong>los</strong> kerimine a la montaña. Algunos tenían cascos en la<br />
cabeza, parecidos a las cazuelas <strong>de</strong> aluminio y se alegraron mucho <strong>de</strong>l<br />
puente. Los <strong>piaroa</strong> <strong>los</strong> estaban esperando arriba en la montaña.<br />
Los kerimine avanzaron, cada vez ascendían más. Ya casi habían<br />
llegado a la cima; <strong>de</strong> tan cerca que estaban, se pudieron ver <strong>los</strong> dientes<br />
rojizos <strong>de</strong> un kerimine. Cuando llegaron a la cercanía inmediata <strong>de</strong> la<br />
cima, se <strong>de</strong>sprendió el puente tejido con tanta habilidad. Los kerimines<br />
se <strong>de</strong>speñaron en el vacío. Solamente quedó con vida una mujer embarazada.<br />
Todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más murieron.<br />
Dicen que la mujer dio a luz a su hijo que ya es un adulto y <strong>de</strong> nuevo<br />
se multiplicaron <strong>los</strong> kerimine. También dicen que en el futuro harán lo<br />
mismo, al igual que sus antecesores: regresarán a la montaña.<br />
Pero la montaña tiene también una historia anterior. Antes que <strong>los</strong><br />
kerimine hubieran situado las piedras, Kwoimoi, la serpiente venenosa,<br />
había andado por ahí. Hay que saber que esta montaña es el centro <strong>de</strong>l<br />
mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong>. Tiene cuatro nombres, cuatro lados, cuatro partes,<br />
Iyakome se llama la montaña <strong>de</strong> enfrente y la otra Neñurekju. Dicen<br />
que fue allí don<strong>de</strong> Kwoimoi les dio nombre a <strong>los</strong> animales venenosos,<br />
y también don<strong>de</strong> les entregó el veneno, pues Kwoimoi es en sí la misma<br />
serpiente venenosa. Los animales recibieron <strong>de</strong> él sus dientes venenosos.<br />
Pero esto ocurrió hace mucho tiempo, antes <strong>de</strong> nosotros nacer. Dicen<br />
que una vez un hombre <strong>de</strong>scubrió la peligrosa madriguera <strong>de</strong> Kwoimoi,<br />
en el otro lado <strong>de</strong> la montaña. El hombre andaba <strong>de</strong> cacería, seguro que<br />
vio el veneno, esta cosa prohibida, y luego siguió tranquilamente su camino<br />
sin sospechar que no se podía contemplar el veneno. Partió para su<br />
casa cuando <strong>de</strong> pronto comenzó a llover, soplaba un viento muy fuerte,<br />
tronaba y relampagueaba. Se acercó a su churuata y en el sen<strong>de</strong>ro una<br />
serpiente venenosa lo mordió. Todo esto ocurrió don<strong>de</strong> Kwoimoi la serpiente<br />
venenosa, mezcló y pintó el veneno.<br />
Dicen que al otro lado <strong>de</strong> la montaña hay todavía más pinturas rupestres<br />
que en este lado, y que el hombre que las miró se murió. Vio todo<br />
tipo <strong>de</strong> figuras pintadas, por eso lo mordió la serpiente. Pero antes <strong>de</strong><br />
morir, hizo el cuento <strong>de</strong> lo que había en las rocas. Dijo así:<br />
—Allá están las figuras pintadas y cual guapitas tejidas se enredan<br />
las serpientes. También Kwoimoi estaba allá.<br />
Kwoimoi preparó el veneno, pintó las figuras sobre la roca, incluso<br />
allá por don<strong>de</strong> brota agua <strong>de</strong> la montaña. Este lugar solamente pue<strong>de</strong> ser<br />
visto por animales. Si el hombre lo mira, muere. Si alguien quiere morir,<br />
vaya a verlo. Pero las la<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> acá no son peligrosas. Hace mucho<br />
tiempo, sobre estas la<strong>de</strong>ras soplando madyaka, cera mágica, pintaron las<br />
figuras contra la serpiente venenosa. Y la serpiente no se atreve a venir<br />
por aquí.<br />
En aquella época <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong> primero se imaginaron las figuras, luego<br />
cantaron en las cercanías <strong>de</strong> la montaña, por último llenaron las pare<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> las rocas <strong>de</strong> pinturas. Solo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto se fueron a casa.<br />
El hombre que no sabía nada <strong>de</strong> esto <strong>de</strong>scubrió el secreto; pero la<br />
serpiente venenosa lo mordió y el cazador se murió. Des<strong>de</strong> entonces<br />
nosotros tampoco po<strong>de</strong>mos ver el secreto, porque es un lugar secreto<br />
tampoco po<strong>de</strong>mos pronunciar el nombre <strong>de</strong> la montaña si aparece a<br />
nuestros ojos ni aunque estemos lejos, como por ejemplo, ahora.<br />
Los manantiales <strong>de</strong>l Verras, el caño Caracol, y el río Paria ro<strong>de</strong>an la<br />
montaña, y no está lejos <strong>de</strong>l curso superior <strong>de</strong>l Cuoto. La montaña se<br />
llama Meñerujewa.<br />
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