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Cuentos y mitos de los piaroa

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<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />

13. Canto sobre Wajari, sobre su hermana Tchejeru y sobre Jurewei<br />

Al regresar a casa, luego <strong>de</strong>l viaje, celebraron una gran fiesta en<br />

Pureydo.<br />

Mientras Wajari vagó y estuvo en la cárcel, Tchejeru regresó a la casa<br />

<strong>de</strong> Buoka, a la churuata situada en el cerro junto al Pureydo.<br />

Wajari llegó más tar<strong>de</strong>, avergonzado y agitado. Buoka le dijo que<br />

tenía un aspecto terrible.<br />

—¡Hace tiempo fuiste un gran jefe! Ahora eres como una peregrina<br />

loca <strong>de</strong>stinada a vagar eternamente.<br />

Wajari no encontraba palabras para contestarle.<br />

Luego Wajari y Buoka bebieron agua soplada y fumaron yopo para<br />

extasiarse. Todo esto lo hicieron en su casa <strong>de</strong> Mojana Ojuna. Y se pusieron<br />

a meditar.<br />

Un tiempito <strong>de</strong>spués Wajari se fue al gran raudal <strong>de</strong>l Orinoco, hoy<br />

Puerto Ayacucho, para pescar. Pero uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> Kwoimoi se<br />

robó su botín.<br />

En el sen<strong>de</strong>ro por don<strong>de</strong> pasó Kwawañamu, la hija <strong>de</strong> Kwoimoi, Wajari<br />

encontró casabe que consumió con gran <strong>de</strong>leite.<br />

—¿Quién es la que asa tan bien? –se preguntó–. Yo siempre estoy<br />

enfermo porque me paso la vida comiendo pescado. Y aquí vive gente<br />

que se alimenta <strong>de</strong> casabe, que es muy sabroso. –Entonces Wajari vio en<br />

pensamientos a Kwawañamu. Y se puso a esperarla en la orilla <strong>de</strong>l agua.<br />

Deseó que vinieran <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> Kwoimoi y le robaran el botín <strong>de</strong><br />

pesca, que para esto había <strong>de</strong>jado en la orilla <strong>de</strong>l agua.<br />

Kwoimoi vino con su familia para pescar. Se quitó la ropa para bañarse.<br />

Entre tanto, Wajari se escondió, tomó la figura <strong>de</strong> la gran culebra <strong>de</strong>l<br />

agua y <strong>de</strong>voró las ropas <strong>de</strong> Kwoimoi. Luego se escondió en un agujero<br />

para buscar <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> Kwoimoi. Las ropas lo condujeron hasta el<strong>los</strong>.<br />

Luego Wajari se convirtió en paijí y cantó como acostumbraba el<br />

ijure.<br />

El hijo <strong>de</strong> Kwoimoi escuchó el canto y se lo contó a su padre. Le dijo<br />

que ese hombre hermoso sería su cuñado.<br />

Mientras tanto, como Wajari le robó la ropa, Kwoimoi se estaba congelando.<br />

Kwawañamu le dijo a su padre que quería este hermoso pájaro<br />

<strong>de</strong> hermoso canto. Kwoimoi le dijo a su hija:<br />

110<br />

—No conozco a este pájaro y este pájaro no nos conoce. Y si el pájaro<br />

no tiene canto para curar, <strong>los</strong> hombres morirán por su culpa. Pero<br />

Kwawañamu <strong>de</strong>seó, quiso ver al pájaro. Kwoimoi dijo:<br />

—Está bien, pero primero tráeme ramas secas, no vaya a ser que me<br />

congele. El pájaro vive en la punta <strong>de</strong> un árbol seco y alto. Ve y tráeme <strong>de</strong><br />

esa ma<strong>de</strong>ra. –De oírlo Kwawañamu salió corriendo hacia el árbol.<br />

Wajari, viendo que se acercaba, se transformó rápidamente en un<br />

viejo arrugado, <strong>de</strong> cabel<strong>los</strong> ra<strong>los</strong> y rostro repugnante. Kwawañamu lo<br />

vio, se asustó y quiso salir corriendo, pero Wajari la agarró por <strong>los</strong> pe<strong>los</strong><br />

para averiguarle por dón<strong>de</strong> se hallaban <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> Kwoimoi.<br />

Wajari le habló en todos <strong>los</strong> idiomas pero la muchacha no entendía<br />

ni uno, no <strong>los</strong> conocía. Por último habló en <strong>piaroa</strong> y la muchacha respondió,<br />

dijo que vivía sola. Entendía un poco <strong>de</strong> <strong>piaroa</strong> y pudo <strong>de</strong>cir que era<br />

hija <strong>de</strong> Kwoimoi y que fuera a ver a Kwoimoi para preguntarle por dón<strong>de</strong><br />

andaban sus hombres. Kwoimoi lo sabe todo.<br />

Luego Kwawañamu regresó don<strong>de</strong> su padre y le contó sobre el horrendo<br />

viejo.<br />

—Mi hermano me dijo que era hermoso pero no, es muy feo.<br />

Kwoimoi respondió:<br />

—Ese hombre es un pensador pero no puedo <strong>de</strong>cirte si es bueno<br />

u horrendo. –Kwoimoi se quedó en la casa, pues todavía tenía mucho<br />

frío sin ropas. Wajari se transformó en un hombre hermoso: se pintó <strong>de</strong><br />

manera <strong>de</strong>slumbrante y se presentó ante Kwoimoi. Wajari probó <strong>de</strong> nuevo<br />

hablarle a Kwoimoi en todas las lenguas. Kwawañamu vio a Wajari y<br />

quedó muy perturbada, vio ante sí a un hombre hermosísimo, y eso que<br />

antes lo había visto muy feo. Kwoimoi no entendió ningún otro idioma<br />

que no fuera <strong>piaroa</strong>. Y dijo que él era Kwoimoi, y que había venido aquí<br />

porque en la cascada había muchos peces y antes <strong>de</strong> morir quería ver<strong>los</strong>.<br />

Wajari le contestó:<br />

—Está bien, chimiña (pariente). Pero lo que pasa es que la gente dice<br />

que hay muchos peces, cuando en realidad hay muy pocos. Ven y mírate<br />

si quieres. A<strong>de</strong>más este es un lugar peligroso: si el sol está en el alto,<br />

llegará un bote lleno <strong>de</strong> blancos que traerán el peligro.<br />

Kwoimoi dijo:<br />

—No se pue<strong>de</strong>n ir hasta que no aparezca mi ropa. ¡Tengo frío!<br />

Wajari respondió:<br />

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