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27. Canto <strong>de</strong>l armadillo y <strong>de</strong>l oso hormiguero<br />
27. CANTO DEL ARMADILLO Y DEL OSO HORMIGUERO<br />
Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>los</strong> armadil<strong>los</strong>, nació Woya, el oso hormiguero.<br />
Su recinto sagrado está bajo una montaña, en el Orinoco inferior.<br />
Dijo que había tomado forma, piel, cola <strong>de</strong> Enemey Ofo’daa. Cuando<br />
fue creciendo, bajó a la tierra. Pero no vio nada, ni agua, ni luz ni estrellas.<br />
—¿Cómo pue<strong>de</strong>n vivir sin nada esos hombres? No tienen comida, no<br />
tienen agua.<br />
Antes Wajari había creado la claridad. Tenía faroles en <strong>los</strong> ojos y veía<br />
con el<strong>los</strong> (todos <strong>los</strong> animales tenían lo mismo antes <strong>de</strong> haber claridad).<br />
—¿Cómo conseguir hombres amigos? –se preguntó Woya.<br />
Salió pues y recorrió el mundo entero para encontrar amigos. Y así<br />
llegó hasta la casa <strong>de</strong>l armadillo.<br />
Remu y Sera vivían juntos en la casa. Woya quiso entrar, mas la puerta<br />
estaba cerrada. Los armadil<strong>los</strong> no se dieron cuenta <strong>de</strong> su presencia,<br />
por eso volvió para la casa. En su casa se puso a meditar en cómo iba<br />
a po<strong>de</strong>r meterse en aquella morada. Sopló yopo para que le vinieran<br />
pensamientos. Los animales sopladores <strong>de</strong> yopo no tienen que pasar por<br />
la ceremonia <strong>de</strong> las espinas <strong>de</strong> raya. Cierto que no había nadie que se las<br />
hubiera podido hacer a el<strong>los</strong>.<br />
Preparó el yopo y lo sopló. Luego partió hacia la morada <strong>de</strong> <strong>los</strong> armadil<strong>los</strong>,<br />
pero se perdió.<br />
En el aire flotaban las palabras: te perdiste.<br />
Por fin llegó al hogar <strong>de</strong> <strong>los</strong> armadil<strong>los</strong>. Se paró afuera y se puso a<br />
pensar.<br />
—Hace un rato pasé por aquí y no me <strong>de</strong>jaron entrar.<br />
Se transformó en picaflor y voló hasta el árbol situado en el techo <strong>de</strong><br />
la casa y cantó en la voz <strong>de</strong>l pájaro meyre.<br />
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Los hermanos escucharon el canto. Remu dijo:<br />
—Podrías matar este pájaro con cerbatana.<br />
Sera trató, pero erró el tiro. El pájaro se echó a reír.<br />
—¡Oh, ese pájaro se está riendo <strong>de</strong> mí! –dijo Sera.<br />
El pájaro se transformó en dos: quedó como picaflor, pero al mismo<br />
tiempo se transformó en un hombre, que por el sen<strong>de</strong>ro se encaminaba<br />
hacia la casa.<br />
El hombre le habló a Sera, quien se asombró mucho, pues en ese<br />
momento estaba tratando <strong>de</strong> disparar con la cerbatana al pájaro.<br />
Sera dijo:<br />
—Yo soy el hermano mayor, pero no te conozco. Pue<strong>de</strong>s entrar. Mi<br />
hermano sabrá seguro a qué grupo perteneces.<br />
Y el pájaro al igual que hoy en día, se quedó en el árbol sobre la casa.<br />
Remu estaba jugando y riéndose en su chinchorro, en la mitad <strong>de</strong> la<br />
churuata.<br />
—¿Qué clase <strong>de</strong> gente nos ha venido a visitar? No te conozco, aquí<br />
está tu chinchorro, al lado mío.<br />
Sera siguió tratando <strong>de</strong> matar al pájaro, pero sin efecto.<br />
Woya le explicó que ese pájaro lo acompaña siempre, y si lo matan,<br />
han <strong>de</strong> morir <strong>los</strong> tres.<br />
—Ese pájaro es un pensador disfrazado. No lo mates, pues moriremos<br />
nosotros tres.<br />
Remu le dijo a su hermano que <strong>de</strong>jara ya la cacería, pues era peligrosa.<br />
Sera entró.<br />
Woya le preguntó a Remu si tenía yopo. Remu mandó a Sera a buscar<br />
yopo. Trajo claridad a la churuata.<br />
Remu le preguntó a Woya:<br />
—¿De qué pueblo eres? ¿De dón<strong>de</strong> has venido?<br />
Woya le respondió:<br />
—Primero dame yopo, <strong>de</strong>spués te lo diré todo.<br />
Luego Remu le pidió yopo a Woya.<br />
Pero Woya dijo:<br />
—Yo soy un gran pensador, no soy como son uste<strong>de</strong>s. Si soplaras <strong>de</strong><br />
mi yopo, dirías cosas raras <strong>de</strong> mí.<br />
Pero Remu así y todo le pidió <strong>de</strong>l polvo y luego dijo que ya su yopo<br />
estaba listo:<br />
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