You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
39. Ñemej enseñó a cantar a mi padre<br />
166<br />
39. ÑEMEJ ENSEÑÓ A CANTAR A MI PADRE<br />
Escuchaba, escuchaba el canto y luego preguntó:<br />
—Ñemej, ¿qué vas a cantar esta noche?<br />
—Voy a cantar el ime, el báquiro y sus enfermeda<strong>de</strong>s.<br />
—Está bien, canta no más –dijo mi padre.<br />
Escuchaba, escuchaba el canto y se le quedó en la cabeza. Esto pasó<br />
aquí, don<strong>de</strong> ahora escuchan uste<strong>de</strong>s el canto <strong>de</strong> mi padre.<br />
Mi padre vino aquí al Temblador <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Caño <strong>de</strong> Ijure. Llegó y en<br />
seguida le dijo a Ñemej:<br />
—Tío (siempre lo llamó así, mientras que yo le <strong>de</strong>cía abuelo, pues<br />
según mi padre era el hermano <strong>de</strong> mi abuelo), ¿sobre qué vas a cantar<br />
esta noche? ¿Qué trabajas? (Pues ese es el trabajo <strong>de</strong>l meñé-ruwä, <strong>de</strong>l<br />
hombre <strong>de</strong> <strong>los</strong> cantos).<br />
—Tengo un canto sobre las enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l báquiro –respondió<br />
Ñemej.<br />
—Está bien –dijo mi padre.<br />
Había caído ya la tar<strong>de</strong> cuando Ñemej se preparó para soplar yopo.<br />
Poco tiempo <strong>de</strong>spués llegó su hija. Mi madre aún no había llegado. Yo<br />
tampoco. Y la hija <strong>de</strong> Ñemej le preguntó a mi padre:<br />
—Dime, ¿por qué no trajiste a mi hermana? Tengo algo que <strong>de</strong>cirle.<br />
—No podía venir –respondió mi padre–, trabaja en el sembrado, prepara<br />
el conuco.<br />
—Me engañas –continuó la muchacha–. ¿Por qué <strong>de</strong>jaste a mi hermana?<br />
–así le dijo mordaz a mi padre.<br />
Nemej empezó a cantar. La muchacha dijo así:<br />
—Está bien, esposo <strong>de</strong> mi hermana, tú respon<strong>de</strong>rás al canto <strong>de</strong> mi<br />
padre. Mi padre se separó <strong>de</strong> ella.<br />
Y la muchacha repitió:<br />
—Mira, esposo <strong>de</strong> mi hermana, contesta a lo que mi padre canta.<br />
—¿Yo? –preguntó mi padre–, yo sí que tengo mucho sueño –así dijo.<br />
—Vete a soplar yopo –dijo la cuñada–, con eso se te quitará el sueño.<br />
—Me cansé –respondió mi padre–, tuve que cargar mucha yuca.<br />
La muchacha <strong>de</strong>cía y <strong>de</strong>cía:<br />
—Vete a soplar yopo, te quitará el cansancio, te quitará el sueño. Vete<br />
y respón<strong>de</strong>le a mi padre.<br />
Mi padre respondió:<br />
—Está bien, voy, soplaré yopo y dormiré un poquito.<br />
—No –dijo la muchacha–, ve don<strong>de</strong> mi padre, conversa con él.<br />
—Sí, sí –dijo mi padre, riendo juguetón.<br />
De nuevo Ñemej se dispuso a cantar. Mi padre se dirigió a su chinchorro.<br />
La muchacha le preguntó:<br />
—¿Soplaste yopo?<br />
—Pues sí, soplé, pero me dijiste: “El yopo te quitará el sueño”, pero<br />
me dio más sueño todavía –dijo mi padre sonriendo e hizo como si durmiera.<br />
Porque no quería respon<strong>de</strong>r al canto. Dormir era su único <strong>de</strong>seo.<br />
—¿Soplaste mucho o poco? –preguntó la muchacha.<br />
—Mucho, pero no me sirvió <strong>de</strong> nada, solo me dio más sueño –fue la<br />
respuesta.<br />
—Vete y respón<strong>de</strong>le a mi padre –pidió la muchacha–, y por fin mi<br />
padre se dirigió al meñé-ruwä.<br />
Y luego cantaron hasta la madrugada.<br />
Mientras tanto llegó mi madre también. Mi padre, según su costumbre,<br />
se dirigió a ella y le dijo algunas palabras juguetonas. Mi madre le<br />
pidió que la <strong>de</strong>jara en paz porque quería conversar con tranquilidad.<br />
Pero mi padre no cedió y siguió hablando.<br />
Sin embargo, más tar<strong>de</strong> la <strong>de</strong>jó y se fue a soplar yopo. Y entonces fue<br />
cuando mi madre pudo conversar tranquilamente con su hermana.<br />
Dentro <strong>de</strong> un rato mi padre regresó a don<strong>de</strong> estaban las mujeres y mi<br />
madre le preguntó:<br />
—¿No tienes sueño?<br />
—Uste<strong>de</strong>s me pidieron que soplara, ¿no? soplé un poquito, pero no<br />
me quitó el sueño. Luego le pedí a Ñemej que cantara sobre las enfermeda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l mono.<br />
167