El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
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Cornelio Hispano <strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>de</strong> <strong>Oro</strong> <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong><br />
curso <strong>de</strong> la comida se aventurarse a insinuar que Morillo exigiría previamente la<br />
contramarcha <strong>de</strong> los patriotas a su antiguo cuartel general <strong>de</strong> la frontera granadina,<br />
<strong>Bolívar</strong> replicó airado: «Diga usted a su jefe que él se retirará a sus posiciones<br />
<strong>de</strong> Cádiz, antes que yo a Cúcuta.» Y, en seguida, escribió a Morillo el 20 <strong>de</strong><br />
noviembre: «<strong>El</strong> teniente coronel Pita ha tenido la impru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirme que V. E.<br />
piensa que yo <strong>de</strong>bo evacuar el territorio libre <strong>de</strong> Venezuela para volver a ocupar mis<br />
posiciones <strong>de</strong> Cúcuta. No es el gobierno español el que pue<strong>de</strong> dictar condiciones<br />
ultrajantes, y últimamente ofensivas a los intereses <strong>de</strong> la República <strong>de</strong><br />
Colombia...» Morillo se apresuró a contestar así: «<strong>El</strong> carácter <strong>de</strong> Pita cerca <strong>de</strong> V. E.<br />
no ha sido otro que el <strong>de</strong> un mero conductor <strong>de</strong>l peligro que tuve la honra <strong>de</strong> dirigirle,<br />
y las especies que haya producido, con mayor o menor ligereza, <strong>de</strong>ben reputarse<br />
como efecto <strong>de</strong> una conversación particular que ninguna influencia pue<strong>de</strong><br />
tener en nuestras negociaciones.» Una transformación fundamental y repentina,<br />
como suce<strong>de</strong> siempre en los gran<strong>de</strong>s sucesos humanos, se había efectuado. Los<br />
dioses vengadores, que en tales sucesos pronuncian siempre la última palabra, volvían<br />
la espada al español, y a todo lo que él representaba entonces, y aun hoy simboliza,<br />
en parte, <strong>de</strong> inveterada incomprensión e iniquidad.<br />
Concluido el tratado <strong>de</strong> armisticio y regularización <strong>de</strong> las hostilida<strong>de</strong>s, que<br />
ponían fin a diez años <strong>de</strong> encarnizada guerra, subscrito por los plenipotenciarios<br />
<strong>de</strong> los jefes supremos, en Trujillo, el 26 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1820, a las diez <strong>de</strong> la<br />
noche, y rarificado por <strong>Bolívar</strong> en la misma casa don<strong>de</strong> siete años antes había firmado<br />
el célebre <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> guerra a muerte, el general español manifestó, por<br />
medio <strong>de</strong> sus comisionados, que <strong>de</strong>seaba tener una entrevista con el Libertador,<br />
quien la aceptó gustoso, <strong>de</strong>signándose el pueblo <strong>de</strong> Santa Ana, situados a la mitad<br />
<strong>de</strong>l camino entre Trujillo, resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, y Carache, don<strong>de</strong> estaba Morillo.<br />
Ambos generales marcharon a aquel pueblo seguidos por algunos jefes y oficiales.<br />
Al avistarse, se <strong>de</strong>smontaron y se precipitaron a darse estrechísimo abrazo.<br />
Morillo había hecho preparar en la población una comida sencilla y <strong>de</strong>licada.<br />
«<strong>El</strong> gozo, la buena fe y la sinceridad, dice el coronel español Vicente Bausáa, que<br />
asistió a la entrevista, brillaban en los semblantes; la efusión íntima y verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l<br />
alma aparecía en el rostro <strong>de</strong> todos los circunstantes. La comida, dispuesta por el<br />
general Morillo, fue tan alegre y animada, que no parecía sino que éramos antiguos<br />
amigos. <strong>Bolívar</strong> brindó en varias ocasiones por la paz y el valor <strong>de</strong>l general<br />
en jefe y su ejército. <strong>El</strong> general Morillo, con toda la sinceridad <strong>de</strong> su corazón, y<br />
hasta saltársele las lágrimas <strong>de</strong> placer, por la concordia y mutua fraternidad, y<br />
todo, amigo, eran abrazos y besos. Los generales Morillo y <strong>Bolívar</strong> se subieron a la<br />
mesa <strong>de</strong>l convite para brindar por los valientes <strong>de</strong> ambos ejércitos, a lo que se<br />
siguieron vivas a <strong>Bolívar</strong> y a Morillo. Se <strong>de</strong>cretó levantar un monumento en el<br />
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