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El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto

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Cornelio Hispano <strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>de</strong> <strong>Oro</strong> <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong><br />

don Juan Vicente y don Simón <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, jóvenes <strong>de</strong> la nobleza <strong>de</strong> Caracas, el primero<br />

con veinticinco mil pesos <strong>de</strong> renta anual y el segundo con veinte mil; por don Juan José<br />

y don Luis <strong>de</strong> Rivas, jóvenes parientes <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Tovar y <strong>de</strong> riquezas muy consi<strong>de</strong>rables,<br />

por don Juan Germán Roscio, don Vicente Tejera y don Nicolás Auzola,<br />

abogados que gozaban <strong>de</strong> la estimación <strong>de</strong> todos sus conciudadanos; por don Lino<br />

Clemente, oficial retirado <strong>de</strong> la marina española y altamente consi<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> todos; por<br />

don Mariano Montilla, antiguo guardia <strong>de</strong> corps <strong>de</strong> S. M., y su hermano D. Tomás, los<br />

jóvenes <strong>de</strong> la moda e individuos <strong>de</strong> una casa la primera en el lujo y esplendor; por don<br />

Juan Pablo, don Mauricio y don Ramón Ayala, oficiales <strong>de</strong>l batallón veterano, estimados<br />

universalmente por la naturaleza <strong>de</strong> su casa, por el lustre <strong>de</strong> sus mayores y por otras pocas<br />

<strong>de</strong> las mismas o casi iguales circunstancias. Allí no tuvieron la principal parte, ni representaron<br />

el principal papel, los hombres <strong>de</strong> las revoluciones, los que nada tienen que<br />

per<strong>de</strong>r, los que <strong>de</strong>ben buscar su fortuna en el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n y los que nada esperan <strong>de</strong>l imperio<br />

<strong>de</strong> las leyes, <strong>de</strong> la religión y <strong>de</strong> las costumbres (24).»<br />

Con tal año 1814, en que culmina el fantasma <strong>de</strong> Boves, «la cólera <strong>de</strong>l Cielo que<br />

fulmina rayos contra la patria», como le llamó <strong>Bolívar</strong> (25), queda sepultada la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

nacional. La situación en que quedaron las regiones azotadas por la guerra a<br />

muerte la <strong>de</strong>scriben los mismos españoles, y así el doctor José Manuel <strong>Oro</strong>pesa, asesor<br />

<strong>de</strong> la Inten<strong>de</strong>ncia, dice: «No hay ya provincias, las poblaciones se acabaron. Los caminos<br />

y los campos están cubiertos <strong>de</strong> cadáveres insepultos y abandonada la agricultura;<br />

los templos polutos y llenos <strong>de</strong> sangre, y saqueados hasta los sagrarios.» <strong>El</strong> brigadier<br />

don Manuel <strong>de</strong>l Fierro escribe a un compatriota suyo el 29 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> aquel año:<br />

«En las últimas acciones habrán perecido más <strong>de</strong> 12.000 hombres. Afortunadamente<br />

los más son criollos, y muy raro español. Si fuera posible arrasar con todo americano<br />

sería lo mejor. Si en las <strong>de</strong>más partes <strong>de</strong> América se encontraran muchos Boves, yo le<br />

aseguro a usted que se lograrían nuestros <strong>de</strong>seos, pues en Venezuela hemos concluido<br />

con cuantos se nos han presentado.»<br />

Tal fue la rápida y corta carrera y el fin <strong>de</strong> José Tomás Boves, hombre extraordinario,<br />

digno <strong>de</strong> haber figurado también en la siniestra galería <strong>de</strong> Pablo Jovio. Por<br />

el coraje, la audacia, la tenacidad, la bravura sólo <strong>Bolívar</strong> fue superior a él, pero en<br />

la crueldad ni tuvo rival.<br />

Su tiranía sólo duró seis meses. Brilló en el cielo <strong>de</strong> la patria momentáneamente,<br />

como un planeta maléfico y repentino, y <strong>de</strong> su gloria militar sólo quedó un<br />

reflejo sangriento, horror <strong>de</strong> realistas y <strong>de</strong> patriotas; la Real Audiencia, que no osó<br />

contra<strong>de</strong>cirle, escarnece su nombre; Morillo mira <strong>de</strong> reojo su memoria y afecta<br />

<strong>de</strong>spreciar con el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> coronel; pero la santa Iglesia metropolitana <strong>de</strong><br />

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