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El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto

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Cornelio Hispano <strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>de</strong> <strong>Oro</strong> <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong><br />

i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> la esclavitud y que se figuraran que yo era un extranjero a<br />

quien conocían por la primera vez, y tratáramos <strong>de</strong> hombre a hombre como<br />

libres.<br />

«Mis sesiones duraron una semana en mi mina <strong>de</strong>l Ensoloado y otra en la<br />

Aguablanca <strong>de</strong> mi mujer, y los he complacido hasta la saciedad. Les he arrendado<br />

las minas con todos sus establos a vil precio; les regalé las casas y plataneras repartiéndolas<br />

por familias, y he <strong>de</strong>jado parte para los viejos y enfermos; les vendí fiadas<br />

las herramientas y fraguas con largos plazos y a la mitad <strong>de</strong> precio <strong>de</strong> lo que pi<strong>de</strong>n<br />

los comerciantes <strong>de</strong> ese cantón, y les <strong>de</strong>jó mis tierras para criar ganado pagando los<br />

reales al año por cabeza. Los libertos robustos me pagarán un peso por mes y los<br />

débiles a dos reales y hasta un real uno con otro.<br />

«Son, pues, dueños <strong>de</strong> mis propieda<strong>de</strong>s, quedándome una especie <strong>de</strong> dominio<br />

útil que podrá darme la quinta parte <strong>de</strong> mi renta antigua, si me pagan, lo que<br />

dudo mucho. No es posible explicar a usted todos los pormenores <strong>de</strong> mis teorías<br />

practicadas en favor <strong>de</strong> la naturaleza ultrajada. He perdido mucho, pero me he aliviado<br />

<strong>de</strong>l inmenso peso que gravitaba contra mí, contra mi carácter. La manumisión<br />

<strong>de</strong> mis esclavos me ha manumitido a mí.<br />

«Al <strong>de</strong>spedirme les regalé unas cuantas reses gordas para una comida y les<br />

enseñé cómo habían <strong>de</strong> hacer compañías para aprovecharse <strong>de</strong> mis mejores veneros<br />

<strong>de</strong> mina. Tengo también unos pobres indios inocentes, a quienes no cobro<br />

nada por terrajes, <strong>de</strong> modo que son colonos sin pensión; los padres, mujeres e<br />

hijos me abrazan cuando llego, y cuando parto me regalan verduritas y algunas<br />

frutas, y quedo muy pagado gozando <strong>de</strong> los encantos <strong>de</strong> la naturaleza primitiva,<br />

exenta <strong>de</strong> los artificios <strong>de</strong> la sociedad.»<br />

Otro rasgo <strong>de</strong> magnanimidad <strong>de</strong> Mosquera fueron los esfuerzos que hizo<br />

cerca <strong>de</strong>l Libertador en 1829 para lograr la libertad <strong>de</strong> Santan<strong>de</strong>r, encerrado en el<br />

castillo <strong>de</strong> San José <strong>de</strong> Bocachica, a consecuencia <strong>de</strong> la conjuración <strong>de</strong> septiembre,<br />

en la cual se le quiso injustamente complicar. Al pisar tierra europea, lo primero<br />

que hizo Santan<strong>de</strong>r fue dirigirse a su buen amigo para manifestarle su gratitud por<br />

el beneficio recibido.<br />

<strong>El</strong> ilustre Rafael María Baralt, quien lo conoció por los años 1826 a 29, en<br />

que residió en Bogotá como estudiante <strong>de</strong> filosofía y <strong>de</strong>recho bajo la protección<br />

<strong>de</strong>l don Luis Baralt su tío, natural <strong>de</strong> Maracaibo, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Senado, en aquella<br />

época, amigo <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> y Santan<strong>de</strong>r, y cuya casa era centro <strong>de</strong> reuniones políticas<br />

don<strong>de</strong> concurrían diariamente los hombres eminentes <strong>de</strong> la República, el<br />

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