El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
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XIX. La entrevista <strong>de</strong> Guayaquil<br />
San Martín, eminente conservador y español, por su educación política y su<br />
disciplina <strong>de</strong> cuartel aspiraba sólo a cortar el vínculo colonial, pero carecía <strong>de</strong><br />
voluntad, <strong>de</strong> fuerza y hasta <strong>de</strong> instinto para la obra revolucionaria sin la cual la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia apenas habría sido una separación política y un pueril orgullo para<br />
los criollos. Tan apegado se mostró a las antiguas prácticas, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recoger<br />
los títulos dados por los reyes <strong>de</strong> España en el Perú, expidió otros creando marqueses,<br />
con<strong>de</strong>s, barones y señores. En tanto que <strong>Bolívar</strong>, el más revolucionario <strong>de</strong><br />
todos los patriotas <strong>de</strong> América, creía que no bastaba romper con España, sino que<br />
era indispensable romper también con todas sus tradiciones <strong>de</strong> gobierno y <strong>de</strong><br />
administración, y entre ellas con la tradición monárquica.<br />
Pero <strong>Bolívar</strong> no sólo disintió <strong>de</strong> San Martín respecto <strong>de</strong> sus planes <strong>de</strong> substituir<br />
con monarquías in<strong>de</strong>pendientes el régimen <strong>de</strong> la monarquía colonial, sino<br />
que protestó contra ellos, y en tales términos, que treinta años más tar<strong>de</strong> inspiraban<br />
al segundo esta dolorosa queja, recogida y consagrada en la historia por su hijo<br />
político el señor Balcarce: «<strong>Bolívar</strong> me trató con grosería.»<br />
Esa dolorosa queja que está, a<strong>de</strong>más, confirmada por el amargo silencio que<br />
siempre guardó San Martín, aun en medio <strong>de</strong> sus íntimos, cuando quiera que<br />
rodaba la conversación sobre aquella entrevista. Tal hecho lo certifica Sarmiento,<br />
y Mitre escribe: «San Martín, como vencido, quedó mortificado, y era un asunto<br />
<strong>de</strong> que no le era grato hablar (15).» Había algo, sin duda, en aquel recuerdo que<br />
hería lo más <strong>de</strong>licado <strong>de</strong> su amor propio y <strong>de</strong> su vanidad caduca, y para que se vea<br />
que son los documentos inapelables los que lo acusan a través <strong>de</strong> los tiempos,<br />
oigase esta confesión <strong>de</strong> su amigo y confi<strong>de</strong>nte y apologista, el gran argentino, <strong>de</strong><br />
venerable memoria, don Domingo F. Sarmiento: «Entre sus papeles (<strong>de</strong> San<br />
Martín) existe una carta <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> que han visto algunos americanos entre otros<br />
don Manuel Guerrico. Como yo me empeñase en verla y comprendiese San<br />
Martín que quería hacer uso <strong>de</strong> ella en complemento <strong>de</strong> la suya a <strong>Bolívar</strong> que<br />
había publicado el almirante Blanc, la carta se empapeló y no pu<strong>de</strong> verla (16).»<br />
Preciosa confesión que ratifica Mitre cuando dice: «No hemos encontrado<br />
entre los papeles <strong>de</strong>jados por San Martín las cartas <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> a que hace referencia<br />
(en carta a Guido, <strong>de</strong> 18 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1826, subscripta en Bruselas), entre<br />
las cuales <strong>de</strong>bía hallarse la contestación a su carta relativa a conferencia <strong>de</strong><br />
Guayaquil, que <strong>de</strong>rramaría tal vez más luz sobre el asunto (17).»<br />
No queda, pues, duda alguna <strong>de</strong> que San Martín <strong>de</strong>struyó esa y otras cartas<br />
que <strong>Bolívar</strong> le dirigió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la entrevista <strong>de</strong> Guayaquil, y lo más curioso es que<br />
las copias <strong>de</strong> esas cartas tampoco aparecen entre los documentos que publicaron<br />
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