30.04.2013 Views

El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto

El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto

El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

XX. <strong>Bolívar</strong> en Pativilca<br />

Por aquellos días lo visitó don Joaquín Mosquera, quien refirió así su entrevista<br />

a don José Manuel Restrepo:<br />

«Ya había terminado yo en Lima mis funciones <strong>de</strong> enviado colombiano cerca<br />

<strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l Perú, en octubre <strong>de</strong> 1823, hallándose el Libertador en Huaras,<br />

y, como usted recordará, corría entonces mucho riesgo Lima <strong>de</strong> ser ocupadas por<br />

los españoles... Resolvió, pues, regresar a mi patria a dar cuenta <strong>de</strong> mi legación al<br />

Gobierno <strong>de</strong> Colombia, y le escribí al Libertador anunciándole mi partida, y<br />

pidiéndole las ór<strong>de</strong>nes que <strong>de</strong>biera comunicarme. Me contestó que <strong>de</strong>seaba hablar<br />

conmigo, y que, si urgía mi partida, fuese a tratar con él en Trujillo. Fui a Trujillo<br />

por mar y, cuando llegué a esa ciudad, días que el Libertador había partido <strong>de</strong> allí<br />

con <strong>de</strong>stino a Lima. Me embarqué nuevamente en Huanchaco en la fragata francesa<br />

la Vigie, para volver a Lima, aunque temiendo ser apresado por algún corsario<br />

español. <strong>El</strong> capitán <strong>de</strong> la fragata arribó a Supe para adquirir noticias <strong>de</strong> los<br />

corsarios que solían aparecer a la recalada <strong>de</strong>l Callo. Yo <strong>de</strong>sembarqué con él, y<br />

hablando en la playa con un francés, que aseguraba que no se había visto corsario<br />

ninguno, vino directamente a mí un indio <strong>de</strong>sconocido, y, en su lenguaje rústico,<br />

me informó que el Libertador estaba enfermo <strong>de</strong> muerte en Pativilca, <strong>de</strong> un tabardillo<br />

que le habían causado los soles <strong>de</strong> los arenales <strong>de</strong> aquellas costas, al regresar<br />

<strong>de</strong> Trujillo. Por el examen que hice al indio, me persuadí que era cierta la enfermedad<br />

<strong>de</strong>l Libertador, y perdí al capitán que me enviara mi equipaje para irme a buscarlo.<br />

Tal resolución me libró <strong>de</strong> caer en manos <strong>de</strong>l corsario español General<br />

Quintanilla, que apresó la fragata Vigie luego que salió <strong>de</strong> Supe.<br />

«Seguí por las tierras <strong>de</strong> Pativilca, y encontré al Libertador ya sin riesgo <strong>de</strong><br />

muerte, pero tan flaco y extenuado que me causó su aspecto una muy acerba pena.<br />

Estaba sentado en una pobre silla vaqueta, recostado contra la pared <strong>de</strong> un<br />

pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco, y sus pantalones <strong>de</strong> jin<br />

que me <strong>de</strong>jaba ver sus dos rodillas puntiagudas, sus piernas <strong>de</strong>scarnadas, su voz<br />

hueca y débil y su semblante cadavérico. Tuve que hacer un gran<strong>de</strong> esfuerzo para<br />

no largar mis lágrimas y no <strong>de</strong>jarle conocer mi pena y mi cuidado por su vida.<br />

«Usted recordará que en aquella época aciaga, el ejército peruano, fuerte <strong>de</strong> seis<br />

mil hombres a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Santa Cruz, se había disipado sin batirse, huyendo <strong>de</strong><br />

los españoles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Oruro al Desagua<strong>de</strong>ro; que el ejército auxiliar <strong>de</strong> Chile, por celos<br />

con nosotros los colombianos, nos había abandonado regresando a su país; que los<br />

argentinos entregaron a los españoles los castillos <strong>de</strong>l Callao, y que no quedaban más<br />

fuerzas que apoyaran en el Perú la causa <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia que unos cuatro mil<br />

colombianos, situados <strong>de</strong> Cajamarca a Santa, a las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l general Sucre, y como<br />

tres mil peruanos que se organizaban y disciplinaban en el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> Trujillo.<br />

181

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!