El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
XX. <strong>Bolívar</strong> en Pativilca<br />
—Diga usted allá a nuestros compatriotas cómo me <strong>de</strong>ja usted moribundo<br />
esta playa inhospitalaria, teniendo que pelear a brazo partido para conquistar la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Perú y la seguridad <strong>de</strong> Colombia.<br />
«Entonces, levantándose, me dio un abrazo; Santamaría me dio otro y nos<br />
<strong>de</strong>spedimos, sin hablar palabra, como si hiciésemos esfuerzos para no expresar<br />
nuestra aflicción y nuestro cuidado por la patria.<br />
«Más tar<strong>de</strong>, a mi llegada a Bogotá, supe cómo cumplió el Libertador su pronóstico<br />
subiendo la cordillera y <strong>de</strong>rrotando a los españoles en Junín (5).»<br />
Después <strong>de</strong> leer episodio tan sublime y conmovedor, no pue<strong>de</strong> uno menos <strong>de</strong><br />
repetir las palabras que escribió Renán al narrarnos la vida <strong>de</strong> Jesús, el fundador<br />
<strong>de</strong>l cristianismo: «Aquellos que nacen marcados con un sello <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za, van a la<br />
gloria por una especie <strong>de</strong> atracción irresistible, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n fatal, y todo conspira a<br />
facilitarles el camino.»<br />
Mosquera conservó siempre vivo el recuerdo <strong>de</strong> aquella <strong>de</strong>spedida, como si<br />
presintiera que a él correspondía también una parte <strong>de</strong> esa gloria: «Yo no olvido,<br />
le escribe <strong>de</strong> Bogotá, el 28 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1830, al Libertador, que se acercaba a San<br />
Pedro Alejandrino, yo no olvido aquella época <strong>de</strong>l año 14, ni el viaje al Perú, “ni<br />
la tierna <strong>de</strong>spedida” en la cosa <strong>de</strong> Pativilca, ni mil otras sensaciones que han<br />
impreso en mi corazón la gratitud, el patriotismo, la admiración y la amistad.»<br />
Y todavía en la última carta que escribió a <strong>Bolívar</strong>, <strong>de</strong> Cartagena, el 10 <strong>de</strong><br />
diciembre (siete días antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l héroe), cuando él también se expatriaba<br />
voluntariamente <strong>de</strong> Colombia, cargado <strong>de</strong> años y <strong>de</strong>cepciones, con solemnidad<br />
antigua y acento <strong>de</strong> ultratumba, le dice:<br />
«Recuer<strong>de</strong> usted el año <strong>de</strong> 14, nuestro viaje al Perú, nuestra <strong>de</strong>spedida en la costa<br />
<strong>de</strong> Pativilca, el funesto 25 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1828, y concluya usted lo que yo sentiré.<br />
«Una fuerza irresistible y la tempestad que se ha <strong>de</strong>scargado sobre mi cabeza,<br />
sin que yo la provocase, ni haya podido evitarla, me impulsan a expatriarme. Al<br />
fin, y sin recursos, voy a <strong>de</strong>jar esta tierra <strong>de</strong> tantos sacrificios, y el lunes 13 <strong>de</strong>l<br />
corriente mes per<strong>de</strong>ré <strong>de</strong> vista las costas <strong>de</strong> Colombia para relegarme a los Estados<br />
Unidos, como lo han hecho tantos hombres infelices <strong>de</strong> ambos mundos.»<br />
Esta carta conmovedora no alcanzó a llegar a manos <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, postrado ya<br />
en su lecho <strong>de</strong> muerte. ¡Qué heroicos tiempos, y cuan gran<strong>de</strong>s hombres aquellos!<br />
183