El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
XXVI. Conjurados septembrinos<br />
«Carujo, oficial <strong>de</strong>l Estado Mayor, hombre <strong>de</strong> poco más <strong>de</strong> cinco pies, originalmente<br />
rubio, pero <strong>de</strong> una tez marchita y como <strong>de</strong> veintisiete a veintiocho años.<br />
«Florentino González, joven como <strong>de</strong> veintidós a veintitrés años, ojos casi<br />
negros, pelo negro, cosa <strong>de</strong> cinco y medio pies <strong>de</strong> alto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ntado a<strong>de</strong>lante, cejijunto,<br />
boca gran<strong>de</strong> y labios algo vueltos.<br />
«Luis Vargas Tejada, <strong>de</strong>lgado <strong>de</strong> cuerpo, cosa <strong>de</strong> cinco pies y tres o cuatro pulgadas<br />
<strong>de</strong> alto, cara extraordinariamente larga, distancia, <strong>de</strong> la boca al extremos <strong>de</strong><br />
la barba, bastante excesiva, la barba puntiaguda y poblada, al andar inclinado a<strong>de</strong>lante<br />
con el semblante siempre echado afuera; era uno <strong>de</strong> los secretarios <strong>de</strong> la<br />
Convencion (7).»<br />
<strong>Bolívar</strong>, vengado cruelmente por Urdaneta, jamás se restableció <strong>de</strong> la honda<br />
y dolorosa impresión que le causaron los puñales <strong>de</strong> septiembre. Des<strong>de</strong> aquel día<br />
llevó en su corazón la saeta envenenada que <strong>de</strong>bía conducirlo al sepulcro.<br />
Años más tar<strong>de</strong> se colocó sobre la ventana por don<strong>de</strong> se escapó <strong>Bolívar</strong> <strong>de</strong>l<br />
palacio <strong>de</strong> San Carlos una lápida <strong>de</strong> mármol con esta inscripción en letras <strong>de</strong><br />
oro:<br />
Siste parumper spectatur Grandum<br />
si vacas miraturus viam salutis<br />
qua se liberavit<br />
Pater salvatorque patriae<br />
Simón <strong>Bolívar</strong><br />
In nefanda nocte septembrina<br />
An MDCCCXXVIII<br />
Uno <strong>de</strong> aquellos septembrinos era un adolescente forjado a la antigua, <strong>de</strong> las<br />
más bella inteligencia y <strong>de</strong>l más noble carácter, imberbe, frisaba apenas en los<br />
veintiún años, cursante <strong>de</strong> jurispru<strong>de</strong>ncia y tan aprovechado que al propio tiempo<br />
era profesor <strong>de</strong> filosofía en San Bartolomé. Este joven <strong>de</strong> Platón llamábase Pedro<br />
Celestino Azuero. Cuando para ponerlo en capilla lo sacaron <strong>de</strong> su prisión y lo<br />
pasaron <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> la <strong>de</strong> su amigo y condiscípulo Ezequiel rijas, al<br />
verlo, le dijo: «¡Adiós amigo mío! ¡Hasta la eternidad! A mis amigos toca inmortalizar<br />
mi nombre.» Al ser interrogado acerca <strong>de</strong> los móviles que lo habían conducido<br />
a atentar contra la vida <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, expuso serenamente sus i<strong>de</strong>as y propósitos,<br />
y confesó su participación. Más aún, ya en el patíbulo, como lo importunara un<br />
sacerdote que porfiaba por confesarlo: «No me confieso, respondió, porque el<br />
239