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El Libro de Oro de Bolívar - Otra Mirada del Conflicto

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Cornelio Hispano <strong>El</strong> <strong>Libro</strong> <strong>de</strong> <strong>Oro</strong> <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong><br />

Pichincha, se había aumentado con sus prisioneros, y contaba con 3.600 bayonetas;<br />

pero mis esperanzas fueron burladas al ver que en mi primera conferencia con<br />

el Libertador me <strong>de</strong>claró que haciendo todos los esfuerzos posibles, sólo podría<br />

<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> tres batallones con la fuerza total <strong>de</strong> 1.070 plazas. Estos auxilios<br />

no me parecieron suficientes para terminar la guerra, pues estaba convencido <strong>de</strong><br />

que el buen éxito <strong>de</strong> ella no podía esperarse sin la activa y eficaz cooperación <strong>de</strong><br />

todas las fuerzas <strong>de</strong> Colombia, así es que mi resolución fue tomada en el acto, creyendo<br />

<strong>de</strong> mi <strong>de</strong>ber el último sacrificio en beneficio <strong>de</strong>l país. Al siguiente día, y a<br />

presencia <strong>de</strong>l vicealmirante Blanco, dije al libertador que habiendo <strong>de</strong>jado convocado<br />

el Congreso para el próximo mes, el día <strong>de</strong> su instalación sería el último <strong>de</strong><br />

mi permanencia en el Perú, añadiéndole «ahora le queda a usted, general, un<br />

nuevo campo <strong>de</strong> gloria en el que va usted a poner el último sello a la libertad <strong>de</strong> la<br />

América». (Yo autorizo y ruego a usted escriba al general Blanco a fin <strong>de</strong> rectificar<br />

este hecho.) A las dos <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>l siguiente día me embarqué, habiéndome<br />

acompañado <strong>Bolívar</strong> hasta el bote, y entregándome su retrato como una memoria<br />

<strong>de</strong> lo sincero <strong>de</strong> su amistad.<br />

«Mi estadía en Guayaquil no fue más que <strong>de</strong> cuarenta horas, tiempo suficiente<br />

para el objeto que llevaba (7).»<br />

Ahora, ¿sobre qué asuntos rodó la conversación entre <strong>Bolívar</strong> y San Martín en<br />

las conferencias secretas <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1822 en Guayaquil? He aquí la interrogación<br />

inquietante que durante casi un siglo han venido haciéndose los historiadores <strong>de</strong><br />

América sin ponerse <strong>de</strong> acuerdo y obe<strong>de</strong>ciendo sólo a sus naturales predilecciones<br />

<strong>de</strong> nacionalidad. Bien que, sea dicha y verdad, no anduvieron <strong>de</strong>sacertados los que<br />

en Colombia y Venezuela, rastreando las i<strong>de</strong>as y los sentimientos <strong>de</strong>l Libertador se<br />

aventuraron a contestar, sin pruebas, es cierto, pero sí con ilustrada buena fe, el<br />

trascen<strong>de</strong>ntal interrogatorio, y precisamente a tiempo que don Bartolomé Mitre,<br />

apologista argentino <strong>de</strong> San Martín, tocaba casi en el absurdo al tratar <strong>de</strong> penetrar<br />

el misterio <strong>de</strong> aquellas conferencias.<br />

Hoy el misterio no existe y el secreto <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> serlo para todos los que aman la<br />

historia. Dos documentos oficiales, auténticos, acor<strong>de</strong>s con las fragmentarias revelaciones<br />

ya conocidas y hechas honradamente por el Protector, documentos cónsonos,<br />

a<strong>de</strong>más, entre sí, inapelables, rotundos, han venido a hacer luz meridiana<br />

en uno <strong>de</strong> los sucesos más ro<strong>de</strong>ados se sombras hasta ahora y más trascen<strong>de</strong>ntales<br />

<strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> América. Ninguna duda es posible ya, la discusión ha terminado.<br />

La verdad, salvada en los signos <strong>de</strong> dos manuscritos amarillentos que han dormido<br />

durante casi un siglo el sueño purificador <strong>de</strong> los archivos reservados, tienen la<br />

palabra para <strong>de</strong>cirnos <strong>de</strong> qué trataron aquellos dos gran<strong>de</strong>s hombres en aquella<br />

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