06.05.2013 Views

Saer, Juan José – Nadie nada nunca - Lengua, Literatura y ...

Saer, Juan José – Nadie nada nunca - Lengua, Literatura y ...

Saer, Juan José – Nadie nada nunca - Lengua, Literatura y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que el silencio se instala otra vez y las vibraciones se detienen. El Gato, recogiendo<br />

los cigarrillos y los fósforos de sobre la mesa, se los mete en el bolsillo del pantalón<br />

y, dejando atrás la habitación principal, atraviesa el marco negro de la puerta<br />

abierta y penetra en la cocina. El olor del café, diseminado en toda la casa, y que ha<br />

estado percibiendo sin darse cuenta, es tan fuerte y peculiar en la cocina, que el<br />

Gato, por el puro placer de olerlo, se detiene junto a la mesa en la que la cafetera,<br />

llena de café hirviendo, apoyada sobre un platito blanco para no quemar el mantel<br />

a cuadros blancos y azules despide, por el pico en S, una columnita de vapor<br />

blancuzco y deshilachado.<br />

El día antes se había visto obligado a pegar la vuelta desde el camino, a uno o<br />

dos kilómetros del pueblo. La entrada al pueblo estaba bloqueada. Unos minutos<br />

antes, a la altura de La Guardia, ya había visto, desde la ventanilla del colectivo,<br />

varios coches y camiones del ejército pasar a toda velocidad junto al colectivo. Sin<br />

siquiera detenerse en el control caminero, la caravana se había dividido: una parte<br />

había seguido derecho en dirección al pueblo, al norte, por el camino de la costa, y<br />

la otra había tomado el empalme de Colastiné Sur y de Paraná. Al llegar cerca del<br />

pueblo, en el colectivo que se había visto obligado a pegar la vuelta desde ahí<br />

mismo, el bañero había reconocido en los camiones que bloqueaban la ruta,<br />

rodeados de soldados armados con ametralladoras, algunos de los vehículos que<br />

se habían adelantado al colectivo cerca de La Guardia. Los habían hecho volver a la<br />

ciudad sin ninguna explicación: él había tratado de decirles que debía hacerse<br />

cargo de su trabajo, en la playa, que si había algún accidente con los bañistas la<br />

responsabilidad recaería sobre su persona, pero los soldados, bruscos, casi<br />

amenazadores, le habían ordenado volverse al colectivo. Únicamente dejaban<br />

pasar a los que vivían en el pueblo, palpándolos de armas primero y poniéndolos a<br />

esperar en la banquina, cerca de los camiones verde oliva atravesados en el<br />

camino. El bañero había comprendido la razón de todo ese despliegue al escuchar<br />

por radio el informativo de mediodía: un grupo de guerrilleros había matado al<br />

Caballo Leyva esa mañana. La misma noticia, con más detalles, la habían dado en<br />

el noticiero de la televisión local, a las ocho de la noche; mostraban el cadáver,<br />

tirado boca abajo, sobre un charco de sangre, en la vereda alta de ladrillos de la<br />

comisaría. Y, antes de dormirse, el bañero había leído la noticia en La Región, donde<br />

había también una fotografía, bastante borrosa, del cuerpo del Caballo. Esa<br />

mañana, recuerda el bañero viendo al Ladeado saltar de la canoa, trastabillando un<br />

poco, con dos fardos cúbicos de forraje sostenidos uno en cada mano por el entre—<br />

cruzamiento del alambre, esa mañana ha venido preguntándose en el colectivo si<br />

lo dejarían pasar, pero al llegar, cerca del pueblo, al punto en el que había debido<br />

pegar la vuelta el día anterior, había podido comprobar que los camiones ya no<br />

bloqueaban el camino, y después de bajar del colectivo en la plaza, bastante<br />

desierta, era verdad, al pasar cerca de la comisaría, por la vereda de enfrente, por<br />

las dudas, no había notado <strong>nada</strong> fuera de lo habitual, salvo quizá la camioneta<br />

verde oliva del ejército estacio<strong>nada</strong> junto a la alcantarilla. Un relámpago nimba,<br />

132

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!