06.05.2013 Views

Saer, Juan José – Nadie nada nunca - Lengua, Literatura y ...

Saer, Juan José – Nadie nada nunca - Lengua, Literatura y ...

Saer, Juan José – Nadie nada nunca - Lengua, Literatura y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

no se reprodujo, durante cierto tiempo, tres meses por lo menos. Había varias<br />

posibilidades: o bien Salas era verdaderamente el asesino de caballos y de ese<br />

modo con su detención ningún otro crimen podía producirse, o bien Salas era<br />

inocente y el asesino aprovechaba de su detención para no seguir matando caballos<br />

de modo de reforzar las sospechas contra Salas, o incluso el verdadero asesino, por<br />

prudencia o por miedo de caer entre las manos del comisario, hubiese decidido<br />

esperar un tiempo, cosa de que la vigilancia fuese menos rigurosa, antes de volver<br />

a actuar. Esta última posibilidad demostró ser la que estaba más cerca de lo cierto:<br />

porque alrededor de tres meses después del último crimen, la noche de Navidad,<br />

otro caballo fue asesinado: el zaino del propio Leyva, en el que salía a pasearse a<br />

veces por el pueblo, cuando estaba fuera de servicio, y que guardaba en el patio de<br />

atrás de la comisaría para alimentarlo a costa de la comuna. El asesino había<br />

aprovechado el tumulto de Nochebuena, con la música, los petardos y los<br />

borrachos, y sobre todo con el incendio de la biblioteca comunal, del que hasta el<br />

momento no se podía decir si había sido intencional o producto de un accidente.<br />

La Nochebuena, pasadas las doce, la gente que salía de la misa del gallo vio del<br />

otro lado de la plaza que por las dos ventanitas que dan a la vereda salían dos<br />

chorros de humo y chispas y llamas de la biblioteca comunal. Alguien fue<br />

corriendo a avisar a la comisaría, y quince minutos más tarde casi todo el pueblo<br />

estaba en la plaza, frente a la biblioteca, ayudando a los agentes —se había llamado<br />

por teléfono a los bomberos de la ciudad, que habían llegado justo cuando el<br />

incendio ya estaba casi controlado—o bien mirando las llamas que salían por las<br />

ventanas. No quedó lo que se dice <strong>nada</strong> de la biblioteca, que era una piecita llena<br />

de libros acomodados sobre estantes que cubrían dos paredes enteras. Las causas<br />

del incendio no quedaron muy claras: podía tratarse de un cortocircuito o de un<br />

accidente causado por algún petardo o buscapié, o, por lo que se descubrió más<br />

tarde, de un acto criminal. Porque cuando los agentes volvieron a la comisaría, a<br />

eso de las dos y media de la mañana, encontraron al zaino del Caballo muerto y<br />

todo tajeado en el medio del patio. El Caballo se había vuelto derecho a su casa<br />

desde la biblioteca, sin pasar por la comisaría, y sobre el pucho uno de sus<br />

hombres le fue a avisar. Todo el mundo tenía como fiebre esa noche, por el vino o<br />

la sidra, tal vez, o a causa del incendio, la cosa es que cuando el Caballo llegó a la<br />

comisaría estaba llena de gente —el patio sobre todo— y que los que no se habían<br />

atrevido a entrar, de miedo tal vez a que el Caballo en un ataque de furia los dejara<br />

a todos adentro, miraban al animal muerto en el patio desde la vereda. El Caballo<br />

no esperó hasta el otro día, no, para empezar sus pesquisas. En seguida nomás se<br />

levantó de junto al caballo, donde había puesto una rodilla en tierra para examinar<br />

de más cerca los estragos que el asesino había hecho con un arma blanca en el<br />

animal, y dándose vuelta empezó a semblantear a los presentes tratando de ver si<br />

el asesino estaba entre nosotros. Durante varios minutos nadie pestañeó, cosa de<br />

no hacer el menor gesto que pudiera despertar las sospechas del Caballo. Todos estábamos<br />

inmóviles en el patio mal iluminado sobre la tierra manchada por la<br />

sangre del zaino al que se le divisaban las tripas verdosas medio salidas por uno de<br />

65

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!