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-Es la primera vez que vienes por aquí, Doc, y me agradaría enseñarte la<br />
sala de gimnasia. Es una preciosidad. ¡Ah! También trabajan aquí ahora<br />
treinta masajistas peluqueras, sumamente hábiles y ya tan apuntadas en<br />
lista a las damas más elegantes de la ciudad. Todas desean embellecerse,<br />
mas <strong>com</strong>o algunas son sumamente gruesas, no sé realmente cómo voy a<br />
<strong>com</strong>ponérmelas para hacer que adelgacen. ¡Por suerte me pagan par<br />
adelantado!<br />
-Conque estas muy ocupada, ¿eh?<br />
-¡Ocupadísima!-replicó, riendo, Pat-. No es cosa de chanza regir un salón<br />
belleza, y para colmo un gimnasío, ¿sabe? De modo que no tengo un<br />
momento libre.<br />
En esto vieron salir a un cliente, regordete, con el rostro, encendido aún, a<br />
causa del reciente masaje y con los cuatro pelos de la cabeza, ondulados.<br />
-También tengo clientes varones, ves -dijo sonriendo Pat-. Mas no sé si<br />
vienen aquí a embellecerse o a flirtear con mis bellas ayudantas.<br />
-Bueno, Pat: ¿quieres prestarme tu ayuda?-le dijo Doc.<br />
-¿Ayudarte? -repitió ella alegremente-. Lo mismo da que me preguntes si he<br />
volar sobre el Atlántico, si deseo arrojarme al espacio provista de paracaídas<br />
o si deseo que me peguen un tiro. Todo ello es más seguro que prestarte mi<br />
ayuda.<br />
-Pero, ¿quieres ayudarme, sí o no? -insistió su primo.<br />
-Desde luego -Pat se volvió a reír-. ¿Quién trata de asesinarte ahora?<br />
-Nadie. Es la señorita Zane la que está en peligro -explicó Doc; y con<br />
precisa brevedad le explicó lo ocurrido.<br />
Pat escuchó su relato con visible interés. Le agradaban las aventuras y ya<br />
ha ayudado a Doc en diversas ocasiones.<br />
Incluso había tratado de unirse al grupo <strong>com</strong>puesto por sus ayudantes,<br />
pero Doc se había negado a admitirla porque la vida que ellos llevaban era<br />
impropia de una mujer, y con objeto de tenerla ocupada fue lo que la ayudó<br />
a instalar aquel Instituto de Belleza.<br />
“Rapid” Pace paseaba, nervioso, por delante del coche cuando Doc, se le<br />
reunió en la calle.<br />
-Estoy perplejo-confió a Doc apenas le hubo echado la vista encima-. Sí,<br />
¡sumamente perplejo! Quisiera saber cómo vamos a dar ahora con esos<br />
demonios del traje plateado.<br />
-Pues daremos con ellos gracias a una orden dictada por Ull, es decir, por<br />
el jefe provisional de la banda.<br />
-¿Y cuál es esa orden?-deseó saber Pace.<br />
-La de dirigirse en coche a casa de un cierto Gardner-le <strong>com</strong>unicó Doc.<br />
-!Oh, oh!-gruñó Pace-. ¿Gardner? ¿Se trata de Bedford Burgess Gardner?<br />
-¿Quién es ese individuo?<br />
-El Presidente de la Compañía Transatlántica, el rival del difunto señor<br />
Winthrop, por más que últimamente se hablaba de fundir en una, las dos<br />
Compañías-dijo Pace, valiéndose de inusitadas frases largas, -Gardner es...<br />
-¡Vamos a su casa!-dispuso Doc, interrumpiéndole.<br />
-Casualmente sé dónde habita. Si, lo sé. Posee un palacio, sí, un palacio<br />
que es una joya.<br />
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