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-¿De dónde ha sacado esa arma?<br />
Pace la examinó maquinalmente.<br />
-Es la de Gardner-explicó-.Ya sé que no está cargada, naturalmente, mas,<br />
empuñándola me siento más... más... ¿cómo diría yo?... seguro, eso es,<br />
seguro.<br />
-¿Ha visto a Gardner o sabe algo de su paradero?<br />
Pace hizo un gesto negativo y ambos continuaron sus pesquisas, esta vez<br />
en <strong>com</strong>pañía. El nervioso perito era un charlatán infatigable y <strong>com</strong>enzó a<br />
expresar e voz baja su opinión hasta que Doc tuvo que recordarle que el<br />
ruido más leve constituía en aquellos momentos un excelente blanco.<br />
-Yo creo que Gardner es el culpable de todo lo que ocurre-dijo todavía Pace<br />
y guardó silencio.<br />
Los dos hombres salieron al jardín siempre manteniéndose a la sombra, de<br />
las paredes de la casa, avanzaron en línea recta al lugar donde había caído<br />
el cuerpo del conductor asesinado. Antes, sin embargo, de llegar junto a él,<br />
asomó Doc la cabeza desde un ángulo del edificio.<br />
Entonces surgió de su garganta aquel nota fantástica que le era peculiar en<br />
los momentos más trascendentales. La provocaba la sorpresa que se había<br />
apoderado de él a la vista de uno de los Cráneos Plateados, inclinado, a la<br />
sazón, sobre el cadáver del conductor.<br />
El individuo tenía en la mano una botella de vidrio y vertía parte de su<br />
contenido sobre las ropas del cadáver.<br />
Doc abandonó su escondite. El Cráneo Plateado alzó la vista lanzó una<br />
exclamación muy semejante a un balido y le arrojó la botella. Doc retrocedió<br />
de un salto con objeto de dejar paso al improvisad proyectil.<br />
Unas gotas del líquido que encerraba se derramaron fuera, sin embargo, y<br />
le cayeron sobre la chaqueta que llevaba puesta.<br />
Prontamente se la quitó y lanzóse sobre el Cráneo Plateado.<br />
El bandido huyó. Mas, en su prisa corría a ciegas. Por otra parte le pesaba<br />
el traje plateado y al cabo dio un troncón, y cayó a cuatro pies. Como volver<br />
al propio tiempo la cabeza, vió a Doc que le iba a los alcances.<br />
Junto a él se abría una ventana de la planta baja de la casa. Sin cuidarse<br />
de las heridas que pudiera producirle la rotura de los cristales, rodó hasta la<br />
ventana, hizo saltar el bastidor mediante un empujón de cabeza y hombros y<br />
desapareció al otro lado.<br />
Doc, tiró a un lado la chaqueta y advirtió a Pace:<br />
-¡No se acerque a ella ni toque tampoco ese cadáver!<br />
Pace aulló:<br />
-¿Por qué?<br />
-¡Porque puede envenenarle su contacto!-le explicó a voces Doc-. Se trata<br />
de un ardid, de una <strong>com</strong>binación de un ácido y de un tóxico determinados<br />
para deshacerse de la persona que trate de tocar el cadáver.<br />
Las últimas palabras de aquella oración fueron ahogadas por inesperado<br />
estrépito. Era que de un vigoroso puntapié acababa Doc de echar abajo lo<br />
que quedaba del bastidor de la ventana y saltaba al otro lado.<br />
Súbita llamarada, de unos cien metros de longitud, rasgó entonces las<br />
tinieblas y la a<strong>com</strong>pañó el tronar de la pólvora. Al propio tiempo martilleó un<br />
proyectil en la pared.<br />
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