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Valiéndose de un arma cortante probó y consiguió desoldar, poco a poco,<br />
uno de los lados de la Caja. Contenía diversos alambres, luego un serpentín<br />
y, finalmente, el extremo redondo de vidrio.<br />
La luz que había dejado a flote en la parte alta del río semejaba un borroso<br />
manchón azulado en la oscuridad. Doc operaba en el fondo de la lancha, a la<br />
luz del reflector. En la parte baja de la bahía, cambiaron señales con las<br />
sirenas dos remolcadores. La motora derivaba...<br />
-Y bien: ¿de qué se trata?-inquirió, ansioso, Monk.<br />
-Verás: me parece que...<br />
El químico se había enderezado con objeto de mirar la caja por encima del<br />
hombro de Doc, mas se dejó caer de bruces al fondo de la motora al sonar<br />
sobre sus cabezas un silbido penetrante.<br />
Le a<strong>com</strong>pañó un relámpago, allá en la parte baja del río, al que sucedió<br />
otro, muchísimo más brillante, en la parte alta. Dos explosiones<br />
ensordecedoras sonaron a un tiempo y se confundieron con estruendo<br />
pavoroso.<br />
En el punto ocupado recientemente por la boya se elevó un líquido. Un<br />
agua biliosa fue removida en él, e hirviente, cayó en tromba sobre la motora.<br />
La embarcación fue cogida de través, elevada, al aire y vuelta del revés.<br />
Doc y Monk se asieron a la cuerda salvavidas y no la abandonaron hasta<br />
que otra vez salió a flote, debido a sus dotes especiales marineras.<br />
Pero todos los objetos que había a bordo, incluso la caja misteriosa,<br />
desaparecieron. Hasta seis pies de altura, un agua revuelta se agitaba en el<br />
fondo de la lancha.<br />
Doc corrió al cuadro de instrumentos, oprimió determinada botón y los<br />
grandes motores entraron en acción. Mediante la acción <strong>com</strong>binada, de una<br />
palanca, las bombas vaciaron el fondo de la motora.<br />
Realmente no era un buque corriente. Por el contrario, sus dotes<br />
extraordinarias y las usuales marineras tenían robado el seso de los técnicos<br />
navales, que por ello tenían proyectada la construcción de una flotilla de<br />
veloces guardacostas por el estilo.<br />
-¡Ha sido una bala!-exclamó Monk-. Las he oído silbar en demasiadas<br />
ocasiones para equivocarme, muchacho.<br />
Doc replicó, con sombrío acento:<br />
-Sí, se ha disparado desde la parte baja de la bahía. El proyectil ha llegado<br />
hasta aquí antes que el ruido de la explosión. Venía dirigida a la boya<br />
luminosa que he dejado a flote.<br />
Doc se había apoderado del gobernalle. La embarcación se encabritó y su<br />
fina proa tajante hendió, rauda, las aguas de la bahía.<br />
Monk descendió y abrió de un tirón una escotilla, de ella surgió un trípode<br />
mecánico que sostenía una ametralladora.<br />
El arma disparaba proyectiles de una pulgada de diámetro, sobre poco más<br />
o menos, mas aun así eran capaces de atravesar una coraza.<br />
De una sola descarga, la ametralladora hubiera podido echar a pique un<br />
destructor si a Monk le venía en gana.<br />
EL químico se situó detrás de ella y aguardó los acontecimientos.<br />
No tenía ni la más leve idea de que clase de embarcación iba a oponerse a<br />
su avance, más ambos antagonistas eran formidables tal y conforme estaban<br />
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