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-Le conozco mucho de vista. No hace mucho que rondaba en torno a los<br />
astilleros. La atracción es... Lorna Zane. Sí, ella es quien lo atrae.<br />
Hugo Mac Coy logró ponerse en pie, a pesar de que era evidente que tenía<br />
los músculos entumecidos.<br />
Con viveza, sin igual se frotó todo el cuerpo. Llevaba puesto un traje<br />
admirablemente cortado.<br />
-¿Qué le ha sucedido?-preguntó Doc.<br />
Mac Coy le dirigió una breve mirada escrutadora y, al cabo, respondió:<br />
-He sido sorprendido y atacado por la espalda.<br />
-¿Por quién?<br />
-Probablemente por Bedford Burgess Gardner-exclamó Mac Coy.<br />
Doc le indicó la puerta.<br />
-Hablaremos por el camino. Dos de mis hombres han sido secuestrados por<br />
los Cráneos Plateados y, con excepción de su rescate, todo es ahora<br />
secundario.<br />
-Pero ignora usted dónde pueden estar-observó Pace, en son de protesta-.<br />
El hombre de abajo nos ha hablado de una cabeza de turco, pero no sé cómo<br />
va usted a arreglárselas para saber lo que es eso.<br />
Sin molestarse en contestar, suplicóles Doc:<br />
-¡Dense prisa!<br />
Y los tres descendieron a buen paso la escalera y salieron al jardín,<br />
atrevidamente atravesaron el campo y alcanzaron el roadster de Doc sin que<br />
ocurriera nada de particular.<br />
El coche persiguió la luminosa proyección de sus propios faros, semejante<br />
a negro fantasma que persiguiera a una blanca sirena.<br />
-¿Vio a Gardner en el momento en que él le atacaba?-preguntó Doc a Mac<br />
Coy, reanudando el interrumpido diálogo.<br />
El joven meneó la cabeza.<br />
-Estaba oscuro y en realidad no vi a nadie. Pero ha debido ser él, porque no<br />
había ninguna otra persona en la casa, ¡barbudo bribón!<br />
-¿Tiene idea de por qué le atacaron?<br />
-Sólo conozco una razón: que quieren quitarme de en medio-replicó Mac<br />
Coy, encogiéndose de hombres.<br />
-Pues yo lo dudo-declaró Pace.<br />
Mac Coy le dirigió una fría mirada. Pace se la devolvió con creces. Era<br />
evidente que se aborrecían.<br />
-¿Qué quiere decir con eso?-interrogó Mac Coy, con acritud.<br />
“Raid” Pace saltó:<br />
-Que ese cuento me suena a falso. ¡Si, señor, es falso!<br />
El semblante de Mac Coy se ensombreció. Se pudo ver a la luz<br />
resplandeciente de los faros del coche que apretó la mano y la alzó,<br />
iracundo, sobre la cabeza de Pace. -¡Voy a romperle la cara!-mas enseguida<br />
bajó el puño-. No. Es usted una mala cabeza y, para colmo, está amargado.<br />
Le duele que la señorita Lorna haya salido conmigo en diversas ocasiones,<br />
¿eh?<br />
-¡Dejémosla al margen de la cuestión! -le suplicó Pace, irguiéndose.<br />
Doc lanzó el roadster sobre un puente donde su velocidad le movió a<br />
recorrer una veintena de pies con las ruedas despegadas casi por entero del<br />
suelo.<br />
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