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-Pasan de la hora diecisiete minutos, once segundos-dijo trae echar una<br />
ojeada a la esfera.<br />
Uno de los desconocidos la consultó, a su vez, en su reloj y se echó a reír,<br />
-Está bien-exclamó.<br />
-Recuerda-le advirtió Ull-, que todos llevamos relojes. Son excelentes<br />
cronómetros y se han puesto en hora a un tiempo, mas no todos señalan la<br />
hora exacta. En este momento todos vamos adelantados dos minutos, quince<br />
segundos.<br />
-Eso es-dijo el “gangster”-. Puedes pasar. Vale la contraseña.<br />
Ull y sus a<strong>com</strong>pañantes bajaron por un corredor mal iluminado y llegaron<br />
a una habitación ocupada a la sazón por otros Cráneos Plateados. Uno de<br />
ellos encendió, un instante, la lámpara de bolsillo, al verles entrar.<br />
-¿Qué hacemos ahora?-preguntó a Ull.<br />
-Aguardar a que caiga en el lazo dispuesto al hombre de bronce-explicó Ull-.<br />
Ya no puede tardar. Todo está preparado y caerá en la trampa que ha de<br />
ocasionarle la muerte a su entrada en la casa.<br />
-Entre tanto, ¿qué haremos nosotros?<br />
-Permanecer aquí, al alcance de la mano por si acaso fallara la trampaordenó<br />
Ull-. Esta vez no puede fallar, no debe fallar.<br />
Una grotesca plateada silueta, entró precipitadamente en la habitación y<br />
dijo al jefe, con ansioso acento:<br />
-El amo quiere hablarte. ¡Me parece que está más loco que una cabra!<br />
Ull emitió una exclamación de sorpresa.<br />
-¿El jefe aquí?-exclamó.<br />
-No-aclaró el otro-. Se ha puesto al teléfono y desea hablarte.<br />
Al entrar en la pieza contigua, o sea donde estaba colocado el aparato<br />
telefónico, Ull dio muestras evidentes de la nerviosidad que le dominaba en<br />
aquel momento. Tomó el tubo y dijo:<br />
-Ull al habla...<br />
Una voz ronca, velada, susurró:<br />
-¡Maldito Ull! ¡Por poco si lo echas a perder!<br />
Ull reconoció aquella voz sibilante, y al propio tiempo la rabia de que estaba<br />
impregnada le impresionó más de la cuenta porque se llevó una mano al<br />
cuello <strong>com</strong>o para respirar mejor.<br />
-Pero jefe-, protestó-, la cosa no ha salido tan mal, es más, me parece que<br />
no hemos salido mal librados.<br />
El jefe lanzó un expresivo juramento.<br />
Ull se apresuró a decir, tartamudeando:<br />
-Claro que hemos <strong>com</strong>etido torpezas, <strong>com</strong>o, por ejemplo, la de perder el<br />
mapa y tener que volar el club. Mas hay que tener en cuenta que hemos<br />
empeñado una lucha peligrosa contra un hombre de la talla de Doc Savage<br />
y, por lo tanto, que no todo nos irá bien de aquí en adelante.<br />
-Eres un...-el jefe titubeó <strong>com</strong>o si no encontrara epíteto bastante fuerte que<br />
dirigirle.<br />
Pero deseoso Ull de defender su causa ante la voz susurrante que tanto<br />
respeto le imponía, le interrumpió.<br />
-Nuestra posición es satisfactoria todavía-siguió diciendo-. Primero Doc<br />
Savage no sospecha nuestra identidad. Sabe quién soy yo, mas no importa.<br />
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