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En el centro se agitaba una rata enorme, con gemidos dolorosos. Mientras<br />

Doc le observaba, el roedor se quedó inmóvil. ¡El gas era venenoso!<br />

Las ventanas tenían rotos los cristales por efecto de las pasadas<br />

explosiones, Doc se asomó a una de ellas y vió una escalerilla de incendios<br />

que ascendía al tejado. Antes de emprender su ascensión, sacó del bolsillo<br />

otra granada explosiva. La dispuso para que estallara después de unos<br />

segundos.<br />

La escalerilla gimió bajo el peso de Doc. Era, muy vieja y estaba gastada.<br />

Sin embargo, le proporcionó los medios de llegar al tejado. AL agacharse<br />

junta al alero, le envolvió la niebla y oyó sonar las sirenas de los coches de la<br />

Policía que se dirigían ya al edificio.<br />

Como había supuesto, en la parte posterior de la casa se había colocado<br />

otra escalerilla. Bajó por ella muy deprisa y se halló en una calle angosta,<br />

maloliente, oscura.<br />

Los Cráneos Plateados discutían entre sí en el interior de la casa. Doc oyó<br />

sonar sus voces al otro lado de la puerta de servicio cuando se acercó a ella.<br />

-Debemos salir de aquí-decía uno de ellos-. ¡Escuchad cómo suenan las<br />

sirenas! Antes de que transcurra un minuto tendremos aquí a los agentes.<br />

-¡Silencio! No vaya a oírte Doc Savage -le advirtió Ull.<br />

En aquel momento estalló allá, muy adentro de la casa, la granada<br />

depositada por el hombre de bronce.<br />

-¿Oís? Todavía deambula por ahí dentro arrojando granadas-observó uno<br />

de los <strong>com</strong>ponentes del grupo. Justamente era esto lo que deseaba Doc que<br />

creyeran.<br />

Otro gruñó:<br />

-Es posible que adivine que no se hallan aquí las dos mujeres.<br />

Las sirenas sonaron más cerca.<br />

-Nos tendremos que marchar-dijo Ull. Y al propio tiempo se abrió la puerta<br />

de servicio.<br />

Ahora, bien: <strong>com</strong>o era muy pesada, lo hizo lentamente.<br />

También las palabras de Ull habían puesto a Doc sobre aviso y ya estaba<br />

en movimiento.<br />

En la parte alta de la calle, a unos cuarenta pasos de distancia de la casa,<br />

había una esquina. Doc se había situado detrás de ella cuando Ull y Los<br />

Cráneos Plateados salieron al exterior.<br />

Sus capuchas plateadas parecían mayores. La razón de aquel abultamiento<br />

era que debajo de ellas llevaban puestas las máscaras antigás. El grupo<br />

corrió en la dirección del vecino río.<br />

Tras de una mirada en torno, ninguno se molestó en volver a mirar atrás;<br />

toda su atención estaba concentrada en huir antes de que llegara a la casa<br />

la Policía.<br />

Doc les siguió apenas hubieron salido del callejón. Empleaba toda su<br />

habilidad en mantenerse oculto porque deseaba que le condujeran hasta el<br />

lugar donde tenían prisioneras a Pat y la señorita Zane.<br />

Por otra parte simplificaba su trabajo el ruido hecho por la cuadrilla en su<br />

huída apresurada.<br />

Los tinglados del muelle <strong>com</strong>enzaron a destacarse poco a poco de la niebla;<br />

de ella, surgían montones hacinados de material; de pronto le dio en la nariz<br />

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