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de la chaqueta de donde salió armada con el único objeto que tenía a mano:
el gancho plegable sujeto al extremo del cordón de seda.
Doc arrolló este cordón a su gancho para darle mayor peso, luego lo arrojó
en dirección del bandido con toda la fuerza de que era capaz. La mano del
hombre ofrecía excelente blanco; cualquier jugador de «baseball» hubiera
logrado tocarla.
EL bandido aulló de dolor. Arrancada el arma de su diestra por la violencia
del golpe, patinó hasta llegar muy cerca de Pace.
El bandido se miró repentinamente las manos. Parecía sorprendido por
algo que acababa de descubrir en ellas. Luego comenzó a gemir con voz
aterrorizada.
Pace hizo ademán de asir el arma arrancada a la mano de EL Cráneo
Plateado.
-¡Quieto!-le ordenó Doc. Pace se hizo atrás y retiró la mano mirando
estúpidamente a Doc; luego al hombre que estaba en el suelo, mientras el
horror le dilataba las pupilas.
El rostro del hombre se llenaba vertiginosamente de manchas mientras su
boca emitía sonidos entrecortados.
-¡Esa arma... tiene en la empuñadura... parte del veneno... del cadáver!-dijo
ahogándose.
Doc se aventuró a dar un salto y con un revés de la mano rompió la sola
bombilla eléctrica que alumbraba el bajo. La oscuridad les rodeó en el acto.
Mas ya no se volvió a disparar desde la ventana. El tirador había partido
sin duda.
Doc dio media vuelta, se apoderó del bandido y le arrastró a la sombra del
pilar.
-Voy a darle ocasión de vengarse-le dijo-. Sepa que la empuñadura del
arma, que le han proporcionado estaba impregnada con una parte del
líquido venenoso que habían echado ustedes sobre el cadáver. Se trata de
una treta urdida con objeto de asesinar a usted, para cerrarle la boca en el
caso de que no consiguiera acabar conmigo.
-¡Maldito... maldito Ull!-balbuceó el bandido-. ¿Qué... desea saber?
-¿Dónde están mis ayudantes?-replicó al punto Doc.
-En la cabeza de turco-murmuró el hombre.
-¿Dónde?
Al bandido le costaba ímprobo esfuerzo articular las palabras. El veneno
singular obraba en él con sorprendente rapidez.
-En la cabeza de turco... los dos están allí.
-Pero, ¿qué es la cabeza, de turco?
El bandido no le oyó, al parecer.
-Ull... no es el dirigente de... Los Cráneos Plateados-siguió diciendo y las
palabras surgieron como de un saco vacío.
-Pues, ¿quién es, entonces?-preguntó Doc Savage.
No obtuvo respuesta.
Llevó a cabo un examen durante el cual procuró no tocar las manos con
que había asido el bandido el revólver que le habían arrojado desde la
ventana.
-¡Ha muerto!-anunció luego a Pace.
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