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-Dejen a un lado sus asuntos particulares-indicó a los dos hombres-. ¿Qué<br />
hacía esta noche en casa de Gardner, Mac Coy?<br />
-Mi profesión es la de consejero en materia de finanzas...<br />
-¡Yo diría que es un “metomentodo”! -saltó Pace, interrumpiéndole.<br />
-¡Cierre el pico o le bautizo! -exclamó el otro-. Le decía, señor Savage, que<br />
en calidad de consejero de finanzas...<br />
-No <strong>com</strong>prendo bien lo que significa ese cargo -observó Doc.<br />
-Pues quiere decir que él me capacita para dar a toda corporación o<br />
industria en marcha consejos referentes a sus negocios, <strong>com</strong>o asimismo<br />
sirvo, en ocasiones, de intermediario entre dos grandes Compañías en litigio.<br />
Por ejemplo: entre la Compañía naviera de Gardner y la naviera y armadora<br />
del señor Winthrop con motivo de la discusión entablada entre ambas. El<br />
señor Gardner me llamó, yo estudié la situación y aconsejé la fusión do las<br />
dos Compañías. Pero se opuso a ello Winthrop. Para tratar de este asunto es<br />
por lo que acudí esta noche a casa de Gardner.<br />
-¿Sabe usted -interrogó Doc-, que se ha asesinado al señor Winthrop a<br />
última hora de la tarde?<br />
-¡Oh, no! -exclamó Mac Coy, con sentido acento-. ¿Quién le ha matado?<br />
-Los Cráneos Plateados, probablemente.<br />
Mac Coy meneó lentamente la cabeza.<br />
-¿Valiéndose de qué? -deseó saber.<br />
-De un proyectil disparado por un cañón de tres pulgadas.<br />
-Oiga, ¿habla en serio?<br />
Sin contestar a la pregunta, Doc a su vez le interrogó:<br />
-¿Sabe algo respecto a este misterio?<br />
-¡Ni una palabra! -exclamó con vehemencia el otro.<br />
Doc iba a dirigirle sin duda otra pregunta, pero lo pensó mejor y aplicó los<br />
frenos al coche. El vehículo se detuvo en seco.<br />
Habíanse aproximado a uno de los puentes tendidos sobre el Harlem que<br />
conducen a la isla de Manhattan.<br />
Un pelotón de agentes de policía, provistos de bombas lacrimógenas y<br />
revólveres adecuados, les interceptaron el paso.<br />
De él se destacó un sargento que, al avanzar, reconoció a Doc.<br />
Retrocediendo apresuradamente le hizo seña de que pasara, pero Doc quiso<br />
hacerle antes algunas preguntas. Deseaba saber qué era lo que ocurría de<br />
extraordinario.<br />
-¿Por qué razón interceptan ustedes el paso del puente, sargento?<br />
-Vigilamos todos los de la ciudad, lo mismo que las vías de ferrocarril y de<br />
los metros-replicó el interrogado-, para apoderarnos de esos condenados<br />
Cráneos Plateados,<br />
-¿Después del asesinato del señor Winthrop han <strong>com</strong>etido alguna nueva<br />
fechoría?<br />
-¿Una? ¡Dirá usted muchas!-exclamó el sargento-. Han perpetrado varios<br />
robos en diversos cinematógrafos, han abierto violentamente una caja de<br />
caudales y asaltado tres joyerías. Operan <strong>com</strong>o un batallón de soldados.<br />
Bajo las capuchas de sus monos van provistos de máscaras antigás y debajo<br />
de los trajes ocultan granadas de mano, ametralladoras y cotas de malla.<br />
Son de lo peorcito que ha tenido que soportar la ciudad.<br />
-¿Y se sabe por dónde operan ahora? O por lo menos, ¿a dónde se dirigen?<br />
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