Número 99 - Biblioteca Digital del CONEVyT
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Como es sabido, el Programa Nacional para la Actualización Permanente de los Maestros de Educación<br />
Básica en Servicio se desarrolla a través de diversos componentes, todos los cuales deben coadyuvar al<br />
propósito central: que los profesores logren aprendizajes significativos para mejorar sus competencias<br />
docentes y, en consecuencia, sus prácticas de enseñanza.<br />
Esto significa que los Centros de Maestros, sus actividades bibliotecarias, de asesoría y apoyo académico,<br />
el fomento a la creación y consolidación de colectivos docentes que estudian de manera autónoma, el<br />
desarrollo y la realización de los talleres generales de actualización, de talleres breves, así como el conjunto<br />
de actividades organizativas, administrativas y de difusión inherentes a las anteriores, tienen un propósito<br />
único: el logro de aprendizajes por los educadores.<br />
La evidencia más clara de logro en el aprendizaje, hasta ahora, la ofrecen los resultados obtenidos por los<br />
maestros en los exámenes de acreditación de los cursos nacionales de actualización. Estos son instrumentos<br />
diseñados, aplicados y procesados con un alto nivel técnico, confiabilidad y transparencia.<br />
Los cursos nacionales de actualización son el programa de estudio más exigente para maestros en servicio.<br />
Tanto por la profundidad de los contenidos tratados, por la duración <strong>del</strong> programa, entre 120 y 300 horas , por<br />
su forma de evaluación, constituyen especializaciones en la enseñanza o en la dirección escolar.<br />
La tarea encomendada al Pronap es que la mayor cantidad posible de maestros en servicio alcance los<br />
niveles de conocimiento y desarrollo de habilidades y actitudes propuestas en los cursos nacionales. De ahí,<br />
que un importante indicador para medir la efectividad de las acciones dirigidas a la actualización de los<br />
maestros, sea la cantidad de profesores de educación básica que logran acreditar un curso nacional de<br />
actualización.<br />
Esto no significa que se esté estableciendo una ecuación en la cual se pretenda que actualización significa<br />
mejora automática de las prácticas de enseñanza y de los resultados de los estudiantes. Estos dependen, como<br />
sabemos, de un sistema complejo de relaciones institucionales en el cual el saber alcanzado por los docentes<br />
es sólo uno de los tantos que inciden en el funcionamiento y los resultados de cada escuela.<br />
Delia Lerner 1 , estudiosa de los procesos de aprendizaje de la lengua escrita, dice sobre la formación de los<br />
docentes y sus resultados en el sistema educativo. “La capacitación es condición necesaria pero no suficiente<br />
para el cambio en la propuesta didáctica” y agrega: “... la capacitación está lejos de ser la panacea universal<br />
que tanto nos gustaría descubrir.”<br />
Continúa Lerner “La dificultad para lograr que los maestros hagan suyos los aportes científicos sobre la<br />
lectura y la escritura y sobre el sujeto que aprende no debe ser atribuida a una simple resistencia individual, ya<br />
que esta dificultad hunde sus raíces en el funcionamiento institucional. La escuela estampa su marca in<strong>del</strong>eble<br />
sobre todo lo que ocurre dentro de ella: hay mecanismos inherentes a la institución escolar que operan al<br />
margen o incluso en contra de la voluntad consciente de los docentes. No bastará entonces con capacitar a los<br />
docentes, resultará imprescindible también estudiar cuáles son las condiciones institucionales para el cambio,<br />
cuáles son los aspectos de nuestra propuesta que tienen más posibilidades de ser acogidos por la escuela y<br />
cuáles requieren la construcción de esquemas previos para poder ser asimilados. Dicho de otro modo, será<br />
necesario renunciar al voluntarismo que suele caracterizar a los que propulsamos cambios, habrá que<br />
reconocer que el objeto que queremos modificar —el sistema de enseñanza— existe independientemente de<br />
nosotros y tiene leyes propias.”<br />
Coincidimos plenamente con Lerner. Pensamos, de la misma manera, que contar en el sistema educativo<br />
mexicano con una cantidad suficiente de maestros altamente capacitados es condición ineludible para su<br />
mejora. Construir las condiciones para que la formación de los docentes en servicio sea posible es tarea que<br />
ha sido depositada en las instancias estatales de actualización y en el ámbito federal en la CGAC.<br />
En un espíritu de rendimiento de cuentas y con la conciencia de que los procesos se construyen en la<br />
práctica de los actores sociales involucrados, la CGAC hace públicos algunos datos significativos cuyo<br />
parámetro central ha sido cuántos maestros se han logrado involucrar con éxito (han acreditado) en los cursos<br />
nacionales de actualización en el ámbito nacional.<br />
Esos resultados reflejan, en primer lugar, la disposición de ánimo y el compromiso de los educadores por<br />
formarse. Sin este factor sería imposible avanzar en el propósito <strong>del</strong> Programa. Muestran, además, el logro <strong>del</strong><br />
esfuerzo intencional y especializado desplegado por las diversas instancias dedicadas a la actualización<br />
docente en los niveles estatal y federal.<br />
Si nos referimos al comportamiento histórico de la participación de los maestros de educación primaria y<br />
secundaria en los cursos nacionales de actualización, resulta significativo observar cómo, a pesar de que no<br />
existe aún una oferta destinada a los maestros de educación preescolar, el 55% <strong>del</strong> total de los profesores de<br />
educación básica está inscrito en un curso nacional, por lo menos. Puede verse, asimismo, que la participación<br />
de los docentes en los cursos tiende a estabilizarse. Es decir, hay un importante número de maestros de