Número 99 - Biblioteca Digital del CONEVyT

líderes de su comunidad y fieles herederos de la “Escuela Nuevoleonesa”.
En estos momentos no tenemos conocimiento de si en el nivel central, en
la SEP, exista una unidad encargada de revisar qué pasó con la
descentralización, para evaluar los aciertos y los errores cometidos. Por
lo pronto Nuevo León carece de un proyecto propio, que atienda las
características y necesidades de la región en que se encuentra y cumplir
así con su cometido social.
¿Qué debe hacer el nuevo gobierno estatal para mejorar la calidad de la
educación? (Mejorar las condiciones de trabajo y el entrenamiento de los
profesores; repensar la pedagogía en términos de desplazar el eje de la
enseñanza del libro hacia el maestro; reorganizar la gestión escolar en
términos modernos dando mayor entrenamiento y capacidad de liderazgo a
todos los directores de escuela).
Creo que muchas de las respuestas a la presente pregunta están en las
fallas o carencias que hemos señalado con anterioridad, acometerse a
resolverlas constituiría todo un plan de trabajo para quienes tengan a su
cargo la dirección de la educación en el próximo gobierno; de manera
particular se puede puntualizar lo siguiente:
• Como ya lo ha señalado el Gobernador electo, José Natividad González,
el gobierno del Estado requiere rediseñarse para ponerlo a tono con las
nuevas realidades. Partiendo de este postulado que ya es parte de su
Programa de Gobierno, una de las acciones inmediatas que requiere
nuestro sistema educativo, es rediseñarse, refuncionalizarse y
reordenarse; no se trata sólo de volver atrás, de organizarse como
antes se hacía, lo cual no deja de tener cierto componente de
nostalgia, por el contrario, se trata de reconocer la nueva realidad
educativa que tenemos a partir del incesante cambio tecnológico
experimentado, particularmente, durante la última década, y a partir de
ello diseñar una administración educativa, funcional y responsable, que
atienda los requerimientos esenciales para, a partir de ello, enrumbar
la educación a mejores derroteros.
• Como parte de lo anterior, un principio debe ser brindar en forma
consensada mejores condiciones de trabajo para los profesores,
reorganizar sus compromisos laborales para que el maestro vuelva a ser
el centro directivo y transformador de la comunidad donde se encuentre
enclavada la escuela, se identifique con ella y coadyuve, junto a sus
alumnos y los padres de familia, a mejorar su entorno, a preservar su
patrimonio artístico y cultural, a redescubrir sus vocaciones y
enaltecerlas. En suma, hay que volver al maestro y darle su lugar como
eje central del cambio a través de la educación. Considero, que además
de dotar al profesor de los nuevos elementos tecnológicos, de
actualizarlo en sus conocimientos y de proporcionarles las condiciones
materiales adecuadas que lo saquen de la marginalidad en que se
encuentra, como sucede realmente, lo más importante es hacerlo
partícipe de una nueva mística, de un espíritu de superación y cambio.
• También, considero, que habrá que redefinir la función de los procesos
educativos, de aprovechar todas las oportunidades que nos presentan las
nuevas tecnologías aplicadas a la educación, para que el maestro
recupere su función pedagógica y deje de ser mero transmisor de
conocimientos, como ha sucedido, principalmente, durante los últimos 30
años. Hay que priorizar su función formativa y orientadora, de formador
de talentos, habilidades y destrezas que permitan a sus alumnos
encontrar los conocimientos, que en la sociedad actual están por todas
partes, a diferencia de otros tiempos. Un maestro que le haga