Número 99 - Biblioteca Digital del CONEVyT

pueblo tuviera mayor participación en las actividades de la escuela.
La Educación Física se le considera necesaria como parte de la
formación de los alumnos, pero en contraste, no se observa una filosofía
propia. Es una disciplina a la que se le presta poca atención a la hora
de los cambios curriculares y que cambia más por ajustes emergentes que
por una reflexión curricular sistemática y bien fundamentada. Por
ejemplo, en 1968, cuado México fue designado como sede de los Juegos
Olímpicos, se generaron planes y programa dirigidos a desarrollar las
capacidades deportivas de niños y jóvenes, de manera emergente.
La gran inquietud que se propició en el campo de la educación en los
años subsiguientes, que ensalzaba la educación liberalizadora y
personalizada, llegó a México acompañada de la “psicomotricidad”,
impactando de manera definitiva en la Educación Física, a tal grado que
se propusieron nuevos programas con este fundamento. Sin embargo, la
mayoría de los profesores de la especialidad no estaban familiarizados
con la propuesta, lo que dificultó su interpretación y arraigo en este
sector.
No sólo son deportes
En la clase el alumno se divierte, practica algún tipo de deporte o
ejercicio físico, con una orientación explícitamente recreativa pero -
implícitamente competitiva, sin considerar si realmente se está
aprendiendo algo, lo que justificaría a esta especialidad como una
verdadera disciplina pedagógica o por lo menos una actividad educativa, y
evitar que se considere una simple actividad de desarrollo, como la
cataloga el Acuerdo 200 de Evaluación, y como tal, debe ser evaluada
considerando únicamente la regularidad en la asistencia, el interés del
alumno y la disposición para el trabajo, y con esta disposición se da por
hecho que en estas “actividades” no se produce ningún aprendizaje que
pueda ser apreciado.
Los directores de las escuelas primarias solicitan invariablemente a
los maestros de Educación Física que se hagan cargo de la disciplina
durante la formación matutina que antecede a la entrada a los salones de
clases, y de la misma manera, se le hace responsable de la comisión de
orden durante la hora de recreo. Se considera como parte de sus
obligaciones la organización, entrenamiento y dirección de la banda de
guerra a la que tiene que acompañar durante los eventos oficiales que
organiza la propia escuela o alguna otra institución que no cuenta con
este tipo de grupo musical.
Nadie se cuestiona que sea este profesor el encargado de seleccionar,
entrenar y llevar a competir a sus alumnos a las diferentes etapas de los
juegos deportivos escolares, hoy llamados Olimpiadas Juveniles, en las
diversas versiones que adoptan estas competencias a lo largo y ancho del
país. En lo que no cambia esta situación es que invariablemente se le
reclama que se ausente de la escuela y desatienda a la mayoría de los
educando por atender a la selección de deportistas, que obviamente son
los mejores, y se podría suponer que son los que menos necesitan del
apoyo de un maestro de Educación Física para desarrollarse en plenitud.
Otro aspecto que deben cubrir es que cuando los maestros acuden a las
sedes o fases de competencias, se les exige a los maestros un carnet, por
parte de la CONADE (Comisión Nacional del Deporte), para que los avale
como entrenadores, y es ahí donde se define el perfil de un maestro y un
entrenador.