Número 99 - Biblioteca Digital del CONEVyT
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John Dewey*<br />
* John Dewey (1859-1952). Filósofo norteamericano adscrito al Pragmatismo.<br />
Texto tomado de La educación de hoy, Losada, Buenos Aires, pp. 7-22.<br />
Ya hace algunos años se conmovió el mundo de la educación ante el ataque<br />
llevado contra la importancia que se daba en la enseñanza al estudio <strong>del</strong><br />
griego. Pero, si el griego es realmente un fetiche, sus adoradores son<br />
pocos y su influencia escasa. Hay sin embargo en la educación un falso<br />
dios, cuyos idólatras forman legión, y cuyo culto influye en todo nuestro<br />
sistema educativo. En el estudio <strong>del</strong> lenguaje, no de las lenguas<br />
extranjeras, sino <strong>del</strong> idioma propio y no en la educación superior, sino<br />
en la primaria. Se admite casi sin disputa, tanto en la teoría como en la<br />
práctica de la educación, que deben ocuparse los tres primeros años de la<br />
vida escolar <strong>del</strong> niño a en enseñarle a leer y escribir en su propia<br />
lengua. Si añadimos a esto algunos cálculos numéricos tenemos el eje<br />
alrededor <strong>del</strong> cual gira la educación primaria. Se pueden enseñar otras<br />
materias, pero se las introduce en los programas en la más estricta<br />
subordinación.<br />
El mismo hecho de que se suponga que este procedimiento es inevitable<br />
como parte natural y establecida <strong>del</strong> proceso de la educación (toda<br />
imposición se toma como capciosa y revolucionaria), indica que,<br />
históricamente, hay buenas razones para que se asigne a esos estudios <strong>del</strong><br />
puesto que ocupan. Pero no se deduce de ello que si alguna vez fue éste<br />
un procedimiento discreto lo siga siendo hoy. Por el contrario, el hecho<br />
de que esta forma de educación estuviese adaptada a condiciones pasadas<br />
es ya una razón para que no siga conservando el dominio supremo. El<br />
presente tiene sus derechos, y precisamente en la educación es donde<br />
estos derechos debieran dominar. Educar basándose en circunstancias<br />
pasadas es como adaptar un organismo a un ambiente que ya no existe. El<br />
individuo se embrutece si no llega a desintegrarse, y se detiene el curso<br />
<strong>del</strong> progreso. Mi tesis es que las condiciones (sociales, industriales e<br />
intelectuales) han cambiado de manera tan radical que se hace necesario<br />
un examen a fondo de la importancia que se da al trabajo lingüístico en<br />
la instrucción elemental.<br />
El estado actual <strong>del</strong> problema surgió en una época en que prácticamente<br />
el único camino para llegar al conocimiento era el saber leer, cuando la<br />
lectura era el único instrumento que permitía manejar las fuentes<br />
acumuladas de conocimiento de nuestra civilización. Los métodos<br />
científicos de observación, experimentación y ensayo eran desconocidos o<br />
estaban confinados a unos pocos especialistas en el extremo superior de<br />
la escala de la educación. Como estos métodos no eran libres, como no<br />
permitían nada que se asemejara a un uso general, no se podía permitir<br />
que el alumno empezase su carrera escolar en contacto directo con los<br />
materiales de la naturaleza y de la vida. La única garantía, el único<br />
criterio de valoración, se encontraba en las formas en que los grandes<br />
espíritus <strong>del</strong> pasado habían asimilado e interpretado esos materiales.<br />
Para evitar el caos y la confusión intelectual era necesario seguir<br />
reverentemente los pasos de los padres. Se necesitaba el régimen de la<br />
autoridad y de la tradición intelectual en asuntos políticos, morales y<br />
culturales, donde los métodos de investigación científica no se habían