Número 99 - Biblioteca Digital del CONEVyT

“La formación docente se fue diversificando y haciéndose más compleja a
lo largo del siglo XX. Además de la división urbano–rural que fue determinante
en la primera mitad del siglo, la diversificación en la formación
de profesores responde a diversos motivos: la especificidad de la
población destinataria, los niveles del sistema educativo y las áreas de
conocimiento.” 2 En la actualidad existe en todo el país, una formación
normalista específica para profesores de preescolar, primaria,
secundaria, educación especial o educación física. Para el caso de la
formación de profesores de secundaria y de educación especial, se
imparten además diversas especializaciones. En algunos estados del país
existen aún Normales rurales. Para la educación indígena, se imparte en
la Universidad Pedagógica Nacional la Licenciatura en Educación
Indígena. 3
La nivelación, actualización y superación del magisterio en servicio es
altamente compleja. Atiende tanto a los profesores que se encuentran
frente a grupo sin contar con la formación normalista (“habilitados” por
la necesidad de atender la demanda), como a los pro- fesores en servicio
que necesitan actualizarse o desean superarse. Su característica
principal es la existencia de múltiples instituciones (tanto públicas,
como privadas), con definiciones poco claras sobre los objetivos de
formación y escasa preparación de los actualizadores. Todo el proceso de
formación continua se encuentra vinculado de manera orgánica con los
sistemas de promoción y reconocimiento docente (escalafón y Carrera
Magisterial), así como a las negociaciones con el SNTE. En este escenario
no es difícil encontrar insatisfacción por parte de los profesores sobre
la oferta de programas y la utilidad de los contenidos. 4
¿Qué esperamos de nuestros profesores?
Una de las conclusiones más recurrentes en las reuniones de los
organismos internacionales sobre la educación, es la que expresa la
necesidad de reorganizar los contenidos y funcionamiento de la escuela
básica, así como la formación de los profesores para que estén en
condiciones de responder a los retos que presenta la sociedad del
conocimiento. La Declaración de Cochabamba “Recomendaciones sobre
políticas educativas al inicio del siglo XXI” establece la necesidad de:
“Dar la máxima prioridad a las competencias básicas de aprendizaje para
acceder a la cultura, la información, la tecnología y para continuar
aprendiendo. El aprendizaje efectivo de estas competencias requiere la
utilización de nuevos métodos y medios de enseñanza. El dominio de las
competencias básicas debe complementarse con aprendizajes que favorezcan
el desarrollo de capacidades de equilibrio personal, de relación
interpersonal, de inserción social y desarrollo cogniti-
vo, prestando especial atención al aprendizaje de habilidades que
permitan aprender a aprender e interpretar, a organizar, analizar y
utilizar la información.” 5
En este contexto, los retos para los profesores se renuevan e
incrementan. Al respecto Juan Carlos Tedesco señala:
“Si alguien quisiera hacer un listado de lo que se consideran las
“características deseables” del “nuevo docente”, seguramente encontraría
una serie de elementos muy variados y hasta contradictorios. Por una
parte, aparecerían cualidades relacionadas con el conocimiento y los
valores que el docente debe poseer y desarrollar en los alumnos, a lo que
se agregarían una serie de competencias relacionadas con el modo de