Número 99 - Biblioteca Digital del CONEVyT

social claramente definido y se infiere que es equivalente al Estado)
cuyas misión es vigilar, domesticar, despojar de espíritu crítico,
etcétera.
Los medios que la escuela tiene para ejercer vigilancia y castigo son
innumerables. Todos sus componentes, desde la organización espacial
(panóptica), la disposición física del aula, la división del tiempo de -
trabajo, la jerarquía del maestro frente al alumno, el control de la
actividad, los regaños y castigos físicos, los ejercicios, los exámenes,
etc. todos estos elementos, según Foucault, son piezas de una maquinaria
concebida para producir individuos dóciles y útiles.
“En el taller, en la escuela, en el ejército, reina una verdadera
micropenalidad del tiempo (retrasos, ausencias, interrupciones de
tareas), de la actividad (falta de atención, descuido, falta de empeño),
de la manera de ser (descortesía, desobediencia), de la palabra (charla,
insolencia), del cuerpo (actitudes “incorrectas”, gestos impertinentes,
suciedad), de la sexualidad (falta de recato, indecencia). Al mismo
tiempo se utiliza, a titulo de castigos, una serie de procedimientos
sutiles, que van desde el castigo físico leve, a privaciones menores y
pequeñas humillaciones. Se trata de hacer penables las fracciones más
pequeñas de la conducta y de dar una función punitiva a los elementos en
apariencia indiferentes del aparato disciplinario: en el límite, que todo
pueda servir para castigar la menor cosa, que cada sujeto se encuentre
prendido en una universalidad castigable-castigante” (Foucault, 1976, p.
183).
La obra de Foucault es de enorme interés para aquellos maestros que se
interesan en la filosofía, la historia y la sociología de la educación.
Hay autores (Hunter, I., 1998) que se han servido de ella para analizar
la escuela contemporánea. Pero hay que advertir que dicha obra ha sido
objeto de críticas por parte de académicos que, sin negar su valor y
originalidad, le atribuyen numerosas fallas (interpretaciones erróneas,
evidencias incompletas, especulación, afán por las generalizaciones
inválidas, etcétera). En realidad Foucault identifica la sociedad moderna
con una sociedad totalitaria y omniopresiva y hace de la escuela un mero
“aparato d e disciplina” controlado desde el poder, lo cual no coincide
en nada con la realidad. Incluso sus referencias educativas de carácter
histórico son dudosas: jamás cita a Rousseau o a Pestalozzi que eran
renovadores de la educación con un sentido libertario; es más, Foucault
equipara la escuela con la cárcel en un momeno, fines del siglo XVIII, en
que tenía lugar precisamente un movimiento progresista y antiautoritario
en las escuelas (J.G. Merquior, 1986). Todo esto no nos impide descubrir
en Vigilar y castigar muchos de elementos represivos de la sociedad
moderna. ®
Bibliografía
Foucault, Michel, Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, Siglo XXI,
México, 1973.
Foucault, Michel, Saber y verdad, Ediciones La Piqueta, Madrid, 1991.
Merquior, J. G., Foucalult o el nihilismo de la cátedra, Breviarios del
Fondo de Cultura Económica, México, 1998.
Ocaña L., et al., La herencia de foucault. Pensar en la diferencia, UNAM-
El Caballito, México, 1987.
Hunter, Ian, Repensar la escuela, Pomares-Corredor, Barcelona, 1988.