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ecursos. Esta distribución temporal y espacial facilita la incorporación<br />
de muchas familias a estos espacios marino-costeros y sus<br />
recursos, bajo un contexto en el que siempre la costa fue considerada<br />
un espacio de uso comunitario. Las actividades más longevas<br />
no representaron, durante la historia, mayores transformaciones<br />
al medio ambiente, lo que determinó que tanto el bosque costero<br />
como la diversidad de recursos marinos fueran en extremo<br />
abundantes hasta principios del siglo XX. Sólo algunos recursos<br />
puntuales, como el alerce, fueron intensamente explotados desde<br />
tiempos coloniales, cuyo fin era satisfacer las necesidades de<br />
urbes tan lejanas como Lima, en el Perú.<br />
Charles Darwin, en su visita al archipiélago de Chiloé, da cuenta<br />
de la abundancia de bosques a principios del siglo XIX: “Hay<br />
pocos pastos para los grandes cuadrúpedos (…) Las selvas son<br />
tan impenetrables, que la tierra no se cultiva en parte alguna, salvo<br />
junto a la costa y en los islotes vecinos. Hasta en los lugares en<br />
que existen senderos, apenas si pueden atravesar éstos, tan<br />
pantanoso es el suelo; por eso los habitantes, como los de Tierra<br />
del Fuego, circulan principalmente por la orilla del mar o en sus<br />
lanchas ”. En isla Tranqui agrega: “(…) apenas si se encuentra un<br />
campo roturado; por todas partes, las ramas de los árboles penden<br />
hasta el mar”.<br />
Desde fines del siglo XIX y comienzos del XX la relación con el<br />
bosque cambió, debido a la sucesiva puesta en escena de empresas<br />
forestales que ocuparon territorios indígenas (enajenando<br />
potreros y fundos indígenas que habían sido legitimados por la corona<br />
española a través del tratado de Tantauco el 15 de enero de<br />
1826, y previamente respaldados por la Ley Freire del 10 de junio<br />
de 1823, bajo la categoría de dominios sin título), y en la historia<br />
reciente, para satisfacer necesidades tales como leña para las urbes<br />
locales, lo que generó una presión significativa sobre ellos expandiendo<br />
los espacios de uso agrícola y reduciendo los espacios<br />
boscosos que existían antiguamente. Sin embargo, y con respecto<br />
al entorno marino, la gran mayoría de las comunidades indígenas<br />
aplican estrategias de carácter familiar donde los recursos marinos<br />
sirven básicamente para satisfacer necesidades alimenticias y,<br />
en ciertas temporadas del año, para generar recursos monetarios<br />
adicionales. Esto no impide que simultáneamente existan muchos<br />
pescadores artesanales que pertenecen a dichas comunidades,<br />
lo que genera en la práctica dos usos coexistiendo, pero que son<br />
contradictorios en su destino final. Al igual que las poblaciones<br />
campesinas no indígenas, su distribución espacial se caracteriza<br />
por la dispersión a través de predios rurales, y así mismo, poseen<br />
una alta importancia demográfica urbana.<br />
Actualmente inician un proceso de solicitud del borde costero en el<br />
marco de la Ley 20.249 (llamada Ley Lafkenche) que les permitirá<br />
regular los usos (como la explotación excesiva de los recursos marinos)<br />
para asegurar la calidad alimenticia de quienes habitan sus<br />
costas. Esta iniciativa incluye una identificación de los usos más<br />
antiguos y los usos y conflictos actuales, materializándose en una<br />
microzonificación comunitaria que debe ser validada tras un proceso<br />
prolongado que la avale. Dada la enorme influencia indígena en<br />
este territorio, se considera que a corto y mediano plazo el paisaje<br />
de usos e identidades presentes en el bordemar habrá cambiado.<br />
Hoy en día las primeras iniciativas surgen desde diferentes lugares,<br />
como por ejemplo desde la comunidad Williche Tweo de Coldita,<br />
perteneciente al Consejo de Caciques de Chiloé (comuna de<br />
Quellón), solicitando el borde costero comunitario en un contexto<br />
en el que el último banco natural de choritos que posee está<br />
siendo agotado, a causa de la extracción excesiva orientada a<br />
ser usada como carnada para jaibas por pescadores externos al<br />
área. Muchas otras comunidades se unifican a pesar de pertenecer<br />
a distintas macro organizaciones, como ocurre en el caso de<br />
Cucao (afectado en la historia reciente por la casi desaparición de<br />
la macha por grupos de buzos externos al área) donde 6 comunidades<br />
se han unido con un fin territorial común; o comunidades<br />
autónomas, como Wenke Caulín, que propone un ejercicio de<br />
microzonificación que nace desde el interior de la comunidad (Propuesta<br />
participativa de Zonificación del borde costero para la bahía<br />
de Caulín con visión comunitaria”, que se enmarca en el proyecto<br />
“Caulín Sustentable, Huenque – Chilhue 2007) orientado a recuperar<br />
el paisaje costero histórico y sus usos comunitarios y por sobre<br />
todo el control de dicho espacio: “Las embarcaciones vienen de<br />
Carelmapu, de Ancud (…) a buscar el zargazo, huiro que se llama,<br />
están viniendo de Calbuco (…) Nosotros no podemos -frenarlos-<br />
porque no tenemos como decirle a capitanía de puerto: oiga, esto<br />
es nuestro, de aquí para adentro no pueden entrar embarcaciones”<br />
(Francisco Vera, vocero comunidad indígena de Wenke Caulín;<br />
Alvarez y Navarro 2010).<br />
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