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Participación o consulta pública (revisión del plan preliminar):<br />
La agencia pública encargada del proceso debiera buscar comentarios<br />
respecto del plan preliminar publicado, así como de los materiales<br />
explicativos. En general esta etapa es más simple ya que<br />
los actores locales encuentran más fácil el evaluar y reaccionar a<br />
propuestas específicas. Se invita a los actores a emitir sus opiniones,<br />
especificar sus objeciones, proponer soluciones alternativas<br />
y basar sus argumentos con hechos, cuando sea posible. Los<br />
comentarios del público son revisados, resumidos y presentados<br />
en informes de avance;<br />
Finalización del plan: El Gobierno o la agencia debiera adoptar<br />
el plan, el cual incluye los comentarios e información recibida en<br />
respuesta a la publicación del plan preliminar y evaluar posibles<br />
cambios al plan preliminar. Cambios mayores propuestos debieran<br />
ser discutidos con los actores afectados, lo cual puede conducir<br />
a varios ciclos de consulta adicionales antes de aprobar el plan de<br />
zonificación.<br />
Algunas alternativas disponibles<br />
para financiar el establecimiento<br />
y adecuado desempeño de las<br />
AMPs<br />
Existe una amplia gama de posibilidades para generar fondos<br />
desde un área marina protegida y así solventar una porción significativa<br />
de sus costos. Por un lado, un gran número de áreas<br />
protegidas marinas a nivel global (y particularmente en los países<br />
en desarrollo) han recibido donaciones directas de (i) ONGs<br />
internacionales de conservación de la naturaleza, tales como World<br />
Wildlife Fund (WWF), The Nature Conservancy (TNC), Conservation<br />
International; (ii) de organizaciones internacionales que tengan<br />
como prioridad la conservación de ambientes amenazados, como<br />
por ejemplo el PNUE, PNUD, Banco Mundial, y el BID, así como (iii)<br />
por gobiernos de países interesados (generalmente europeos) o<br />
fondos específicos (tales como el GEF o el Wetland Conservation<br />
Fund). Estas contribuciones pueden ser recibidas en efectivo, o<br />
en especies (por ejemplo a través de consultorías financiadas por<br />
estos organismos). En el caso de Chile, dichas contribuciones<br />
pueden llegar a ser muy interesantes, sobre todo para la adquisición<br />
de bienes de capital (tales como embarcaciones, vehículos,<br />
equipamiento de comunicaciones, construcción de embarcaderos,<br />
etc.). No se recomienda el uso de estas fuentes para cubrir costos<br />
recurrentes (salarios, reparaciones, combustible, etc.) dado que<br />
ello pondría en peligro la sostenibilidad del área marina protegida.<br />
Dado el particular interés biológico de las aguas alrededor del golfo<br />
Corcovado no es imposible pensar que se puedan lograr donaciones<br />
importantes que darían un impulso inicial importante a esta<br />
iniciativa.<br />
Otra posibilidad se centra en cobrar un pequeño porcentaje sobre<br />
(i) los boletos de transporte marítimo, (ii) las salidas de embarcaciones<br />
de avistamiento de cetáceos, (iii) las ventas de productos<br />
provenientes de la acuicultura, (iv) la pesca, etc. Dichos pagos<br />
pueden ser suspendidos por causas especiales, tales como la crisis<br />
de la industria salmonera debida al virus ISA. A mediano plazo,<br />
estos pagos consiguen internalizar al menos una pequeña porción<br />
de los servicios provistos por el ecosistema o para compensar parcialmente<br />
los daños que se le ocasionan (la contaminación o las<br />
colisiones con cetáceos). Por otro lado, si el nivel de estos pagos<br />
es suficientemente bajo, no existirán grandes incentivos para la<br />
evasión ni distorsiones a la producción. De este modo, la acumulación<br />
gradual de pequeñísimos porcentajes terminaría representando<br />
una alta proporción de los costos anuales para el manejo de las<br />
áreas protegidas.<br />
También existe la posibilidad de desarrollar el turismo de “ecovoluntarios”,<br />
personas que pagan para participar en las actividades<br />
de investigación, utilizando sus vacaciones de manera útil y que,<br />
cuando se las considera como grupo, generan fondos importantes<br />
a nivel global (Lorimer 2009). Este tipo de turismo puede movilizar<br />
recursos para conservación y al mismo tiempo provee de mano de<br />
obra para llevar a cabo actividades como relevamientos y estudios<br />
de distribución de animales. Organizaciones como Earthwatch o la<br />
Swiss Cetacean Society pueden intermediar este tipo de turismo,<br />
que también requiere una infraestructura básica para recibir a los<br />
voluntarios. Aunque en este caso no se trata de sumas altamente<br />
significativas a nivel global, la puesta en marcha de un esquema<br />
de participación de “eco-turistas” puede constituir un importante<br />
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