14.05.2013 Views

I

I

I

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Curanto (© R. Alvarez).<br />

“(…) los indios chonos y los del Sur estuvieron varias semanas<br />

banqueteándose alrededor de una ballena varada, después de lo<br />

cual se aprovechó la reunión para arreglar algún antiguo diferendo<br />

entre los dos grupos, lo que arrojó un saldo de once muertos”<br />

(Emperaire 1963). En tiempos históricos su caza se masificó y<br />

muchas familias, sobre todo de Chiloé, formaron parte como tripulación<br />

de aquellos barcos balleneros.<br />

Del autoconsumo a la<br />

industrialización<br />

El modelo de uso consuetudinario (Skewes 2010) particular a las<br />

poblaciones costeras indígenas y no indígenas tradicionales, se<br />

funda en una intrínseca vinculación tierra – mar, en una flexibilidad<br />

en el acceso de los recursos, y en un patrón de asociatividad<br />

(que a estas alturas ya es parte de la historia reciente más que del<br />

cotidiano vigente).<br />

La relación tierra – mar aún se expresa cotidianamente en la práctica<br />

costera, a través de variadas formas: como el uso de algas<br />

para el abonado de siembras o como medicina; en el uso cada vez<br />

más restringido de senderos de bajamar que se comunican con<br />

huellas que se adentran en los campos y bosques y comunican el<br />

que hacer terrestre con el marino; en prácticas mágico religiosas<br />

particulares a comunidades Williche como la siembra de mar (donde<br />

los elementos protagónicos que son dejados en el intermareal<br />

son granos, provenientes de la huerta) para que hagan fructificar<br />

mariscos y peces; en ritos hoy en día fragmentados como el<br />

azotar ramas de chaumán en redes y anzuelos (antiguamente en<br />

el contexto de uso de corrales de pesca) para “arreglarlos”, esto<br />

es, beneficiar la futura pesca limpiándolos del olor dejado por los<br />

peces capturados (y así evitar que los que se van a pescar se<br />

percaten de la trampa que se les presenta); o en la forma en la<br />

que se usaban los corrales de pesca, donde los propietarios se<br />

beneficiaban de la abundante pesca y obsequiaban el excedente a<br />

los demás, permitiendo así que fuesen distribuidos más allá de la<br />

costa hacia el interior, entre otras muchas manifestaciones.<br />

Los enlaces que se producen entre estos espacios tienen, en las<br />

prácticas consuetudinarias, el carácter de eslabonamientos a los<br />

que concurren – simultáneamente – las unidades sociales, las actividades<br />

tecnológicas y los espacios en que ellas se desenvuelven.<br />

Estos eslabonamientos permiten, en un sentido, proyectar hacia el<br />

medio marítimo las artes productivas del medio terrestre (agricultura,<br />

recolección y crianza) y, en sentido inverso, revertir hacia<br />

las unidades sociales los productos de la actividad marítima. Es<br />

importante subrayar que, bajo condiciones de intervención externa<br />

son, justamente estos enlaces los que se debilitan, tornando vulnerables<br />

tanto a las comunidades humanas como a las especies<br />

con que ellas se relacionan (Skewes 2010).<br />

En la historia reciente este patrón de vida fue afectado significativamente.<br />

Previo a la década del ’60 y tal como se ha reiterado,<br />

prácticamente la totalidad de los recursos marinos eran destinados<br />

para el autoconsumo territorial: “(Los pescados antes) eran un 80%<br />

de sustento para uno mismo, el pescado se consumía tanto fresco<br />

como ahumado, que era una forma de mantener el pescado. Lo<br />

otro era, no había contacto con Ancud, con pueblos grandes porque<br />

camino no había. Entonces sí lo que sucedía en los tiempos<br />

era que se hacía el trueque (…) porque en todas partes hay gentes<br />

que de alguna manera tienen más y cuando tenían un poco más<br />

de azúcar, por decirle, entonces cambiaban una cosa por la otra,<br />

o harina, o una gallina, esos son los negocios que habían (…)<br />

El cambio vino después cuando, hace tantos años atrás que yo<br />

recuerdo siendo niño, esos períodos de Frei padre (…) cuando ya<br />

vino ese camino fue pero ya lo máximo que la gente podía tener.<br />

Un vuelco tremendo, de a poco empezó a cambiar (…) pescado<br />

había cualquier cantidad, había robalo, había sierra, había jurel, usted<br />

tiraba en el mar y salía. Y eso empezó a tener un comercio y ya<br />

hubo locomoción y los buses podían llevar también el pescado. Y<br />

ahí empezó todo un comercio pero no de una forma discriminada,<br />

porque usted sabe que en esos tiempos eran muy pocos los que<br />

podían tener una red, de las que hoy día se conocen (…) lo que<br />

había antes eran los famosos corrales de pesca” (José Allancán<br />

Comicheo, 56 años, Longko de comunidad Coñimó-Lamecura; en<br />

Alvarez y Navarro 2010).<br />

El comercio menor, ya mencionado anteriormente, permitía hacerse<br />

de bienes escasos a cambio de un notable esfuerzo: “La sierra,<br />

que en esos años tanta abundancia, y por ahí nosotros con mi<br />

hijo salíamos a vender sierra y por ahí se conseguía un poquito de<br />

82 83

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!