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Untitled - Fundación César Manrique

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elación con la difusión de las Islas como lugar de vacaciones. Si las primeras<br />

llegadas de turistas al Archipiélago a finales del siglo XIX se produjeron a raíz<br />

del conocimiento transmitido por los libros de viajeros románticos, el cine,<br />

motor de la cultura de masas durante el siglo XX, tenía necesariamente que<br />

planear sobre su proyección en el exterior.<br />

De forma complementaria los que han defendido el impulso de una<br />

industria cinematográfica a escala en el Archipiélago han utilizado como<br />

coartada recurrente los beneficios que ésta conllevaría para el sector turístico<br />

isleño. Los ejemplos son múltiples y se suceden en la prensa local desde<br />

los años veinte del siglo pasado hasta nuestros días, casi siempre coincidiendo<br />

con rodajes, estrenos de películas filmadas en las Islas o celebración de<br />

eventos cinematográficos 10 . Sin embargo, el escaso eco que estos planteamientos<br />

han tenido en la Administración local —acaso por su fragilidad frente<br />

a la realidad del cine como industria— ha dado como resultado que ni<br />

siquiera hoy en día, más de un siglo después de la invención del cinematógrafo<br />

y de la llegada de los primeros turistas a Canarias, se haya logrado vertebrar<br />

en las Islas unas estructuras cinematográficas o audiovisuales<br />

solventes que, sin duda, hubieran contribuido a enseñarlas con mayor calidad<br />

y continuidad en el exterior, entre otros beneficios. Sea como fuere, estas<br />

producciones son testigo “vivo” de lo que es y ha sido el Archipiélago y parte<br />

ineludible de su patrimonio cultural.<br />

1.De turistas accidentales a turistas convencionales<br />

En Canarias, sin trenes pero con mini-trenes —es decir, sin cine pero<br />

con turismo—, algunos cineastas han recurrido a las tartanas y los camellos<br />

como vehículos pintorescos de traspaíses divertidos y románticos al servicio<br />

de los protagonistas, medios de transporte que además los ajustan a veloci-<br />

10 En la revista Hespérides escribía Francisco Reyes Espino con respecto al estreno en Las Palmas de Gran Canaria del primer<br />

largometraje canario de la Historia, El ladrón de los guantes blancos (José González Rivero, 1926):“Los proyectos cinematográficos<br />

de la Rivero Film, que tan feliz cristalización han tenido en este primer ensayo, representan un enorme interés para Tenerife,<br />

y para Canarias en general, pues han de contribuir mucho a la difusión por la Península y extranjero de nuestras costumbres y<br />

paisajes y de todas las actividades que aquí se desarrollan, cooperando en gran manera a la atracción del turismo” (en<br />

Hespérides nº 41, año 1, Santa Cruz de Tenerife, 10 de octubre de 1926). Otro ejemplo lo encontramos en la revista de turismo<br />

Isla, donde escribía Antonio Rodríguez del Pino a propósito de la celebración en 1962 del primer Certamen Internacional de los<br />

Nuevos Valores Cinematográficos en Las Palmas de Gran Canaria:“Es una verdadera lástima que el público canario no lograra<br />

comprender la realidad de este Certamen. Lo que significa para nuestros anhelos turísticos” (en Isla nº 21, segunda época, Las<br />

Palmas de Gran Canaria, enero de 1963).<br />

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