Untitled - Fundación César Manrique
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Promesas de felicidad<br />
Mariano de Santa Ana<br />
En Canarias se imbrican con especial intensidad dos agentes de representación<br />
del mundo de naturaleza disímil, dos agentes, el arte y la industria turística,<br />
que albergan promesas de felicidad de alcance ontológico distinto. En uno,<br />
en el arte, el hombre moderno ha depositado un aliento que brota de lo sensible<br />
y hace brillar ante sus ojos una ilusión de plenitud temporal, de potenciación<br />
sin límites de los valores vitales. El otro, la industria turística, comercializa<br />
la experiencia del viaje y ofrece al hombre moderno expectativas de escape de<br />
su conflictiva conciencia de las cosas. Diferida en lo sublime, la promesa del<br />
arte remite su cumplimiento total a un tiempo por venir. Disuelta en el consumo,<br />
la promesa de la industria turística se incumple de inmediato. Una y otra<br />
se conjugan de distinta manera de modo que aquí hablaré de artistas que producen<br />
imágenes promocionales de Canarias y de turistas que las reproducen,<br />
pero también de creadores que muestran los resortes de estas representaciones.<br />
Obviamente el paisaje juega un papel central en estos procesos porque en<br />
él late también una promesa de felicidad en tanto que, como apunta Adorno,<br />
“la belleza natural es la alegoría del más allá de la sociedad burguesa, de su trabajo<br />
y de sus mercancías” 1 , de ahí que la industria turística vea en el arte un<br />
instrumento eficaz para proporcionar al turista una contemplación plácida del<br />
territorio, una vivencia sin angustia del tiempo o, lo que en este caso es lo mismo,<br />
una pauta de consumo.<br />
1 ADORNO,Theodor W.: Teoría Estética, Madrid,Taurus, 1971, p. 24.<br />
55<br />
A Chiqui<br />
“El elogio puede ser un panfleto hostil”<br />
Stendhal<br />
Memorias de un turista