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Untitled - Fundación César Manrique

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manzana de la salud y la felicidad” (1910: 198).Y la imagen del Archipiélago<br />

que Néstor desea abunda en esta dirección, que es también una alternativa a<br />

la imagen de las Islas encarnada por el valle de la Orotava con el Teide al fondo.<br />

Néstor realizó el cortejo regional canario conmemorativo del aniversario<br />

de la República en Madrid y desde Tenerife llovieron unas críticas que<br />

Néstor Álamo comenta: “no te perdonarán que lleves siete camellos y que<br />

dejes atrás toda la nieve del Teide y las reglamentarias buganvillas y todos<br />

esos ángulos de acuarela inglesa menopáusica que venden por los ‘magasines’<br />

de Europa recordando a las Hespérides” (Jorge Millares 369) 5 .<br />

•••<br />

Pleito insular aparte, y a un siglo de los objetivos industriales y propagandísticos<br />

propuestos por González Díaz, la explotación turística se ha<br />

hecho masiva, las infraestructuras y los servicios han mejorado considerablemente<br />

y ciertas imágenes de Canarias se han hecho reconocibles en<br />

numerosos puntos del planeta. Si además se considera que la oferta cultural<br />

ha crecido satisfactoriamente, todo aparenta un éxito pleno.<br />

Pero ésa es la sensación provocada por un simulacro. En 1892, en la época<br />

del turismo de salud y reposo, dos décadas antes de que González Díaz planificara<br />

industrialmente la explotación turística de Canarias y siete décadas<br />

antes de que se llevara a cabo masivamente,A. S. Brown ya observaba un territorio<br />

sometido por la demanda foránea, pues por entonces las Islas Canarias<br />

eran “un puerto en el que los barcos ingleses se prove[ían] de carbón, un jardín<br />

donde se cultiva[ban] las verduras de las mesas inglesas y un espacio recreativo<br />

o sanatorio construido y mantenido por ingleses” (26). Y el nuevo<br />

desarrollo turístico que en los primeros años del siglo XX se propone, por<br />

5 De las diferentes consideraciones que el motivo regional ha tenido en los autores canarios puede servir de índice, dentro<br />

de las vanguardias, el universalismo de Juan Manuel Trujillo frente al nuevo regionalismo de Eduardo Westerdahl.También<br />

de tales diferencias puede servir de índice la respuesta general que las vanguardias dieron al primer regionalismo y de la que<br />

es ejemplo paradigmático el primer capítulo de Lancelot, 28º-7º en cuyo primer párrafo (y no con justicia) Agustín Espinosa<br />

manifiesta que “Lanzarote ha sido explicado de manera anecdótica, inafectiva. Esto ha significado –significan— libros como<br />

Tierras sedientas de Francisco González, o Costumbres canarias de Isaac de Viera. Únicos precedentes literarios (?) de mi libro”<br />

(9). Este asunto puede rastrearse en los textos de Eduardo Westerdahl, Agustín Espinosa, Pedro García Cabrera, Lázaro<br />

Santana, Nilo Palenzuela y Miguel Pérez Corrales que aparecen reseñados en el apartado final de referencias. En cuanto a la<br />

valoración que Espinosa hace de González Díaz baste apuntar que la obra de Francisco González Díaz se defiende sola, sin<br />

embargo, y dada su magnitud y la dificultad de su conocimiento por no haber sido reeditada, la lectura de los relatos “Un drama<br />

regional” y “La talayera” (El viaje de la vida 17-20 y 175-180, respectivamente) bastará para comprender que para<br />

Francisco González Díaz el paisaje humano y natural de la región, antes que una realidad simple, idílica o costumbrista, es el<br />

lugar donde se hace patente el complejo entramado de una cultura atlántica que se desea desarrollar íntegramente.<br />

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