Untitled - Fundación César Manrique
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vacíos y, además modernas, hasta en bikini,<br />
avivando el deseo y reforzando la representación<br />
de Canarias como paraíso. Con todo,<br />
las mujeres típicas no sólo no desaparecieron<br />
en la imaginería publicitaria de entonces<br />
sino que incluso se multiplicaron pues a<br />
diferencia de la estética vanguardista, la que<br />
representaba el cartel turístico de Óscar<br />
Domínguez, que se había perdido definitivamente<br />
con la guerra, los iconos tipistas<br />
experimentaron a partir de los sesenta un<br />
resurgimento importante, absorbidos por<br />
una dictadura que veía en ellas la cara amable,<br />
sin conflictos sociales, que quería dar de Canarias y una respuesta a las<br />
demandas de “color local” de la industria turística.<br />
<strong>Manrique</strong> publicista<br />
Esta masa imparable de visitantes dio<br />
por entonces el salto definitivo a las islas<br />
periféricas. De ellas, Lanzarote fue la primera<br />
que comenzó a recibir turistas de manera<br />
constante y la que antes empezó a promocionarse<br />
por sí misma. Hablar de la propaganda<br />
turística de Lanzarote es hablar<br />
necesariamente de <strong>César</strong> <strong>Manrique</strong>, un<br />
artista que, al igual que Néstor y Óscar<br />
Domínguez, hizo incursiones en la publicidad.<br />
Las relaciones entre arte y publicidad son complejas y con frecuencia<br />
incluso tensas, pero lo cierto es que hay artistas que ven en la última un campo<br />
más de experimentación y que hay expertos que hasta sostienen que la<br />
publicidad es capaz de sustraer al arte del reducido ámbito de los museos y<br />
galerías para lanzarlo como mensaje masivo en forma de chocolatina, zapato,<br />
aspirante a alcalde o viaje de placer a Canarias. En determinadas ocasiones la<br />
publicidad ha sido incluso reconocida como arte y ha logrado entrar en sus<br />
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