21.02.2019 Views

te odiare hasta que te quiera

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

haciendo de canguro de mis hijos mientras ellos le vomitan en los pies. En<br />

serio, necesito verlo.<br />

—No lo hagas, le he contado a todo el mundo lo <strong>que</strong> hicis<strong>te</strong>, y si me<br />

pasa algo, sabrán <strong>que</strong> has sido tú.<br />

La amenaza sonaría mucho más contunden<strong>te</strong> si no estuviera<br />

tartamudeando. Es como si estuviera a punto de darme un ata<strong>que</strong> o sufriera<br />

alguna clase de parálisis en la lengua. Por eso no me sorprende <strong>que</strong> se ría<br />

de mí y se aprie<strong>te</strong> todavía más contra mi cuerpo. Cierro los ojos y él me<br />

aparta un mechón de pelo de la cara.<br />

—¿Y qué les has contado? ¿Te hice daño, preciosa? —me ronronea al<br />

oído y me tira otra vez del pelo, esta vez más fuer<strong>te</strong>.<br />

—Por favor, suéltame y no se lo contaré a nadie, ¡<strong>te</strong> lo prometo! —le<br />

suplico, y a él se le escapa la risa.<br />

—Refréscame la memoria, qué es eso <strong>que</strong> no le contarás a nadie. Habla,<br />

dime todo lo <strong>que</strong> <strong>te</strong> hice.<br />

In<strong>te</strong>nta <strong>que</strong> su voz suene grave y varonil, pero a mí se me revuelve el<br />

estómago.<br />

—No.<br />

—Solo estamos hablando, hay cosas mucho peores —me susurra al<br />

oído, y el sonido de su respiración me pone los pelos de punta.<br />

Apoyo la cabeza en la pared contra la <strong>que</strong> me tiene aprisionada. Cuando<br />

se da cuenta de <strong>que</strong> estoy a punto de claudicar, me deja un poco de espacio<br />

para <strong>que</strong> respire y eso es todo lo <strong>que</strong> necesito. Abro los ojos y le doy un<br />

rodillazo en la entrepierna <strong>que</strong> le hace gruñir de dolor y sujetarse sus<br />

par<strong>te</strong>s.<br />

Me lo quito de encima y corro hacia la puerta con todas mis fuerzas.<br />

Mis manos tiran de la maneta una y otra vez, pero está cerrada, lo cual<br />

tampoco me sorprende.<br />

Por qué. ¿Por qué no puedo <strong>te</strong>ner suer<strong>te</strong> por una vez en la vida? ¿Por<br />

qué todo me tiene <strong>que</strong> salir mal? Mi madre es medio irlandesa, ¿es <strong>que</strong> eso<br />

no cuenta? ¿Dónde se ha metido el puñe<strong>te</strong>ro duendecillo con su caldero<br />

lleno de oro al otro lado del arcoíris?<br />

—Dios, ¿se puede saber qué <strong>te</strong> hizo?<br />

Dejo caer los brazos, abro los ojos de par en par y me doy la vuelta. La<br />

absurda bombilla <strong>que</strong> cuelga del <strong>te</strong>cho no me deja ver nada. La oscuridad<br />

es casi absoluta y no soy capaz de reconocer a la persona <strong>que</strong> lleva todo<br />

es<strong>te</strong> rato encerrada aquí conmigo. De una cosa estoy segura: no es Hank.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!