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te odiare hasta que te quiera

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—Estoy reflexionando —responde al cabo de unos segundos, y yo<br />

frunzo el entrecejo, empeñada en no mirarlo.<br />

—¿Reflexionando sobre qué?<br />

—Sobre lo <strong>que</strong> <strong>te</strong>ngo <strong>que</strong> arreglar.<br />

Aún in<strong>te</strong>nto descifrar sus palabras cuando, de pronto, siento <strong>que</strong> unos<br />

brazos fuer<strong>te</strong>s se deslizan bajo mis rodillas y me levantan. Se me escapa<br />

un grito de sorpresa y mi primera reacción es cogerme al cuello de Cole<br />

mientras es<strong>te</strong> empieza a levantarme.<br />

—¿Qué estás haciendo?<br />

An<strong>te</strong>s de <strong>que</strong> pueda de<strong>te</strong>nerlo, me pasa un brazo por la cintura y utiliza<br />

la mano <strong>que</strong> le <strong>que</strong>da libre para desabrocharme el cinturón de seguridad.<br />

Una vez liberada, me levanta en volandas y me saca del coche.<br />

—Arreglar<strong>te</strong> —responde con naturalidad mientras me sujeta en<br />

volandas, sin apartar los ojos de los míos.<br />

Estoy segura de <strong>que</strong> en cualquier momento se echará a reír o dirá algo<br />

para humillarme, pero ese momento no llega. Duran<strong>te</strong> unos segundos <strong>que</strong><br />

se me hacen in<strong>te</strong>rminables, sus ojos no se apartan de los míos y de pronto<br />

empiezo a sentir un extraño cosquilleo en la piel. No acabo de identificar<br />

la emoción <strong>que</strong> me embarga cada vez <strong>que</strong> me mira así, pero soy<br />

conscien<strong>te</strong> de <strong>que</strong> no me gusta y no quiero sentirme así.<br />

—Déjame en el suelo —le ordeno, rompiendo el silencio y el contacto<br />

visual al mismo tiempo.<br />

Algo brilla en su mirada, una emoción <strong>que</strong> no logro descifrar y <strong>que</strong><br />

Cole se ocupa de disimular rápidamen<strong>te</strong> con su chulería habitual.<br />

—Y yo <strong>que</strong> creía <strong>que</strong> sellaríamos es<strong>te</strong> momento tan romántico con un<br />

beso apasionado.<br />

Me guiña un ojo pero sigue sin dejarme en el suelo. Esta especie de<br />

seducción descarada me pone los pelos de punta, pero lamento decir <strong>que</strong><br />

no en un sentido negativo. Disfruto con sus burdos in<strong>te</strong>ntos de tirarme la<br />

caña, lo cual es una prueba más <strong>que</strong> suficien<strong>te</strong> de <strong>que</strong> no estoy en mi mejor<br />

momento mental.<br />

—Por favor, no <strong>te</strong> rozaría los labios ni aun<strong>que</strong> <strong>te</strong> estuvieras muriendo y<br />

necesitaras el boca a boca.<br />

La respuesta es infantil y mi voz, jadean<strong>te</strong> por la falta de espacio entre<br />

los dos. Es lo único <strong>que</strong> se me ocurre ahora mismo. Parece <strong>que</strong> se apiada<br />

de mi estado y me deja en el suelo. Cuando mis pies tocan tierra firme, me<br />

balanceo un poco y Cole me sujeta rápidamen<strong>te</strong> por la curva de la espalda

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