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te odiare hasta que te quiera

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de la cama. Pero ¿qué...?<br />

—¿Así es como despertáis a la gen<strong>te</strong> en esta familia? —murmura Cole a<br />

mi lado, y me quita el brazo de encima del pecho.<br />

Cole. Brazo. Torso. Cama. Mi cama.<br />

Con la delicadeza <strong>que</strong> me carac<strong>te</strong>riza, suelto un grito en cuanto las<br />

palabras <strong>que</strong> acabo de oír cobran sentido.<br />

—No <strong>te</strong> acordabas de <strong>que</strong> estaba aquí, ¿eh?<br />

Un Cole sin camiseta se despereza y luego bos<strong>te</strong>za. Mis ojos se pasean<br />

por todo su torso desnudo y se detienen sobre sus ondulan<strong>te</strong>s músculos y<br />

sus abdominales bien definidos.<br />

—Sí, va a ser eso.<br />

In<strong>te</strong>nto recuperar el aliento y desvío la mirada. La cama cruje, por lo<br />

<strong>que</strong> sé <strong>que</strong> se ha levantado.<br />

—Ya puedes mirar, estoy presentable.<br />

Lo dice con demasiada chulería para mi gusto, pero me lo merezco.<br />

Sabe <strong>que</strong> le acabo de pegar una repasada. Seguro <strong>que</strong> es lo <strong>que</strong> hacen todas<br />

las chicas cuando lo conocen. No estoy ciega, soy una adolescen<strong>te</strong> con las<br />

hormonas alborotadas, las mismas hormonas <strong>que</strong> nunca me habían hecho<br />

sentir como una pervertida <strong>hasta</strong> <strong>que</strong> Cole apareció en escena.<br />

—¿Cuánto bebí ayer por la noche? —farfullo, levantando las rodillas<br />

<strong>hasta</strong> el pecho y apoyando la cabeza en ellas.<br />

Me vienen a la cabeza imágenes de Jay y de Gloria Gaynor, me veo<br />

subida a un escenario dando un discurso y a Cole rodeado de un grupito<br />

de chicas con las <strong>te</strong>tas operadas. Vale, puede <strong>que</strong> no todas las tuvieran<br />

operadas, pero sí <strong>que</strong> babeaban por él y diría <strong>que</strong> eso es igual de malo.<br />

—No lo suficien<strong>te</strong> como para olvidar<strong>te</strong> de todo.<br />

Resopla y se sienta a mi lado. Me aparta la mano de la cara y me obliga<br />

a mirarle. Mientras tanto, yo me debato entre las ganas de vomitar y la<br />

necesidad de controlar el ata<strong>que</strong> al corazón <strong>que</strong> está a punto de darme. De<br />

verdad, estar cerca de Cole me afecta de una forma muy extraña.<br />

—Lo recuerdo casi todo. A ver, ¿qué sentido tiene emborracharse si<br />

luego puedes visualizar <strong>hasta</strong> la última estupidez <strong>que</strong> has hecho estando<br />

piripi?<br />

—No hicis<strong>te</strong> ninguna estupidez. Fuis<strong>te</strong> sincera por primera vez en tu<br />

vida, Tessie, y eso mola.<br />

Observo la expresión decidida de su cara. De repen<strong>te</strong>, todo cobra<br />

sentido y soy conscien<strong>te</strong> de <strong>que</strong> ayer hice cosas <strong>que</strong> Cole siempre me ha

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