21.02.2019 Views

te odiare hasta que te quiera

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ápido, técnica <strong>que</strong> aprendí por cor<strong>te</strong>sía de mi hermano Travis en sus<br />

horas lúcidas. Pero no hago nada de eso. De hecho, él me mira con los<br />

ojos brillan<strong>te</strong>s, la comisura de los labios rizándose en lo <strong>que</strong> parece una<br />

sonrisa sincera, y yo no puedo evitarlo pero quiero estar más cerca de él.<br />

Me resulta todo tan extraño..., absolutamen<strong>te</strong> todo. Cualquier contacto,<br />

cualquier mirada o sonrisa es nueva para mí, y es <strong>que</strong> a mis dieciocho<br />

años nunca me han besado ni he salido con nadie. Cuando <strong>te</strong> llevas fatal<br />

con la chica más popular del instituto, una déspota con manicura francesa,<br />

es normal <strong>que</strong> ningún chico <strong>quiera</strong> acercarse a ti.<br />

Ninguno excepto Cole.<br />

Un escalofrío me recorre el cuerpo mientras sus manos se deslizan por<br />

mi cintura y, rozándome levemen<strong>te</strong> la piel, se detienen sobre el cuello y<br />

me invitan a acercar la cabeza a la suya. Sé <strong>que</strong> está esperando una<br />

reacción por mi par<strong>te</strong>, alguna señal <strong>que</strong> le indi<strong>que</strong> <strong>que</strong> no quiero <strong>que</strong> siga,<br />

pero ahora mismo no me ape<strong>te</strong>ce ponerme en plan ninja contra él, y es<br />

como si él lo notara. Se le ilumina la cara con una sonrisa cálida <strong>que</strong> hace<br />

<strong>que</strong> el corazón me dé saltos mortales dentro del pecho. Apoyo las manos<br />

en sus hombros, necesito un punto al <strong>que</strong> sujetarme para man<strong>te</strong>nerme<br />

recta. Hay un montón de cosas <strong>que</strong> no están bien en esta situación,<br />

empezando por la primera y más importan<strong>te</strong>, <strong>que</strong> es <strong>que</strong> estoy en los<br />

brazos del chico <strong>que</strong>, desde <strong>que</strong> nos conocemos, se ha dedicado en cuerpo<br />

y alma a convertir mi vida en un auténtico infierno. ¿Que ahora mismo<br />

sufra el síndrome del ángel de la guarda lo cambia todo? Conociendo<br />

nuestro historial, ¿debería confiar en él? ¿Debería...?<br />

—No <strong>te</strong> comas la olla, Tessie, y disfruta el momento.<br />

Parpadea e inclina la cabeza hacia mí <strong>hasta</strong> <strong>que</strong> nuestras fren<strong>te</strong>s, además<br />

de nuestros cuerpos, se tocan.<br />

—¿Qué...? —empiezo a decir, pero él me pone un dedo en los labios.<br />

—He dicho <strong>que</strong> disfru<strong>te</strong>s el momento.<br />

Por una vez le hago caso. Cole no mueve la cara ni un milímetro<br />

por<strong>que</strong>, si lo hiciera, nuestros labios se tocarían y la sola idea me da<br />

pánico, además de resultarme extrañamen<strong>te</strong> excitan<strong>te</strong>. Lo miro a los ojos e<br />

in<strong>te</strong>nto descifrar qué secretos se esconden en esas profundidades de color<br />

zafiro. La distancia <strong>que</strong> nos separa ya es casi imaginaria, solo <strong>te</strong>nemos <strong>que</strong><br />

cruzar una fina línea para <strong>que</strong> todo cambie.<br />

—Cole, ¿eres tú?<br />

O también pueden in<strong>te</strong>rrumpirnos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!