21.02.2019 Views

te odiare hasta que te quiera

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

lavabo, se me acelera el corazón y un escalofrío me recorre el cuerpo,<br />

pero esta vez por el peor motivo imaginable.<br />

Es un chico vestido con una camiseta blanca de tiran<strong>te</strong>s <strong>que</strong> destaca aún<br />

más su abultada musculatura y el ancho de la espalda. Es alto, metro<br />

ochenta y cinco como mínimo, y corpulento como uno de esos tipos <strong>que</strong><br />

se machacan en el gimnasio. Tiene el pelo rubio y alborotado, y los ojos<br />

extrañamen<strong>te</strong> vidriosos. De pronto, me doy cuenta de lo <strong>que</strong> le pasa y<br />

siento <strong>que</strong> se me para el corazón.<br />

Está borracho. Estoy a solas con él en el lavabo y está borracho. Dios<br />

mío.<br />

Me aprieto aún más contra una esquina mientras él cierra la puerta y me<br />

sonríe. No sé por qué me he <strong>que</strong>dado petrificada, por qué me siento<br />

indefensa. Sé <strong>que</strong> debería salir pitando de aquí, gritar, hacer cualquier<br />

cosa, pero es como si estuviera paralizada, lo cual no es lo más oportuno<br />

en una situación como esta.<br />

—Eh, rubita —balbucea, y se me acerca.<br />

El lavabo es pe<strong>que</strong>ño y bastan<strong>te</strong> falto de grandeza, al menos comparado<br />

con el resto de la casa. Apenas necesita unos segundos para plantarse<br />

fren<strong>te</strong> a mí y observarme desde las alturas. Me echo a <strong>te</strong>mblar, a pesar de<br />

<strong>que</strong> sigo acurrucada contra una esquina.<br />

—Oh, pero si la nenita ha estado llorando —ronronea, y con una de sus<br />

ásperas manos me toca la cara.<br />

Se arrodilla <strong>hasta</strong> <strong>que</strong> nuestras caras están a la misma altura, in<strong>te</strong>rcepta<br />

una de mis lágrimas con el pulgar, se lo lleva a la boca y lo chupa con un<br />

gesto repugnan<strong>te</strong>. Le aparto el brazo de un manotazo, pero él se ríe an<strong>te</strong> la<br />

debilidad de mi in<strong>te</strong>nto.<br />

—¡No me to<strong>que</strong>s! —grito, y mi propia voz me suena débil y patética.<br />

Haciendo oídos sordos a mis <strong>que</strong>jas, el tipo me coge del brazo y me<br />

atrae hacia su pecho, <strong>que</strong> está duro como una piedra. Luego se incorpora y<br />

me arrastra con él. Me siento sucia y <strong>te</strong>ngo náuseas; el tío huele tanto a<br />

cerveza <strong>que</strong> me <strong>te</strong>ngo <strong>que</strong> tapar la boca para no vomitarle encima.<br />

—He visto cómo bailabas con Stone.<br />

Su voz basta para ponerme los pelos de punta; desliza una mano<br />

lentamen<strong>te</strong> desde mi cadera <strong>hasta</strong> el cuello, palpando todo lo <strong>que</strong> encuentra<br />

por el camino. De repen<strong>te</strong>, me siento violada. Llevo tanta piel al aire libre<br />

<strong>que</strong> echo de menos mis sudaderas anchas.<br />

—Estabas muy sexy. ¿Por qué no me enseñas cómo <strong>te</strong> mueves?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!