Ciencia para la paz y el desarrollo: el caso del ... - unesdoc - Unesco
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<strong>Ciencia</strong> <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>paz</strong> y <strong>el</strong> <strong>desarrollo</strong>: <strong>el</strong> <strong>caso</strong> d<strong>el</strong> Juramento Hipocrático <strong>para</strong> Científicos<br />
humanos deben encontrar en <strong>la</strong> <strong>el</strong>evación de<br />
su ideal moral, <strong>la</strong> sabiduría de no abusar de<br />
sus fuerzas acrecentadas. Este resulta ser un<br />
emprendimiento, que en los albores d<strong>el</strong> siglo<br />
XXI, aun dista mucho de ser alcanzado por<br />
nuestra especie humana.<br />
3. La introducción de los temas<br />
de ética, responsabilidad social<br />
y carrera armamentista en<br />
<strong>la</strong> agenda de los científicos,<br />
ingenieros y tecnólogos<br />
Los eventos sucedidos en Hiroshima y Nagasaki<br />
despertaron <strong>la</strong> conciencia acerca de <strong>la</strong><br />
necesidad de encauzar los resultados de <strong>la</strong><br />
ciencia y <strong>la</strong> tecnología únicamente a favor de<br />
<strong>la</strong> <strong>paz</strong> y en beneficio de toda <strong>la</strong> humanidad,<br />
por parte de int<strong>el</strong>ectuales, filósofos, científicos,<br />
humanistas, educadores y en mayor o<br />
menor medida de cada ser humano sobre <strong>la</strong><br />
faz de <strong>la</strong> Tierra.<br />
Algunos ejemplos históricos muestran <strong>el</strong> fuerte<br />
temor desatado a niv<strong>el</strong> mundial por <strong>la</strong>s enormes<br />
consecuencias que se derivarían de una<br />
guerra nuclear. Por ejemplo, en noviembre de<br />
1945, durante <strong>el</strong> discurso de bienvenida a<br />
los participantes que fundarían <strong>la</strong> UNESCO,<br />
Ellen Wilkinson (1891-1947), Ministra de<br />
Educación de Gran Bretaña y Presidente de <strong>la</strong><br />
Conferencia dec<strong>la</strong>ró: “Aunque en <strong>el</strong> nombre<br />
original de <strong>la</strong> Organización no figura <strong>la</strong> ciencia,<br />
<strong>la</strong> d<strong>el</strong>egación británica presentará una<br />
propuesta <strong>para</strong> que se <strong>la</strong> incluya, de modo<br />
que <strong>el</strong> nombre sea “Organización de <strong>la</strong>s Naciones<br />
Unidas <strong>para</strong> <strong>la</strong> Educación, <strong>la</strong> <strong>Ciencia</strong> y<br />
<strong>la</strong> Cultura”. En esta época, cuando todos nos<br />
preguntamos, quizá con miedo, qué más van<br />
a hacer los científicos, importa que éstos se<br />
mantengan estrechamente re<strong>la</strong>cionados con<br />
<strong>la</strong>s humanidades y tengan conciencia de su<br />
responsabilidad <strong>para</strong> con <strong>la</strong> humanidad por <strong>el</strong><br />
resultado de sus trabajos. No creo que, tras<br />
<strong>la</strong> catástrofe mundial, exista algún científico<br />
que pueda sostener todavía que no le intere-<br />
56 Estudios y documentos de política científica de América Latina y <strong>el</strong> Caribe. Vol. 2.<br />
sa en modo alguno <strong>la</strong>s consecuencias de sus<br />
descubrimientos.”<br />
Simultáneamente, otras voces comenzaron a<br />
surgir en los Estados Unidos. A instancias de<br />
Hyman Goldsmith (1898-1949) y Eugene Rabinowitch<br />
(1901-1973), dos destacados físicos<br />
que habían trabajado en <strong>el</strong> Proyecto Manhattan<br />
(PM), en 1945 se funda <strong>el</strong> Bulletin of<br />
the Atomic Scientists (BAS). Desde entonces,<br />
este boletín, se transformó en uno de los más<br />
importantes medios de comunicación dedicado<br />
al debate sobre los problemas de <strong>la</strong> carrera<br />
armamentista y <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> que en <strong>el</strong><strong>la</strong> cumplen<br />
los hombres de ciencia. A los pocos meses,<br />
otro grupo de científicos d<strong>el</strong> PM, reconocieron<br />
que <strong>la</strong> ciencia se había convertido en tema<br />
central de muchas cuestiones fundamentales<br />
de <strong>la</strong> política pública, y por esa razón fundaron<br />
<strong>la</strong> Federación de Científicos Americanos<br />
(FAS). La misión de FAS asume que los<br />
científicos tienen <strong>la</strong> responsabilidad única de<br />
advertir tanto al público como a los líderes<br />
políticos acerca de los p<strong>el</strong>igros potenciales de<br />
los avances científicos y técnicos y demostrar<br />
cómo los nuevos conocimientos científicos<br />
pueden contribuir a mejorar <strong>la</strong> calidad de vida<br />
de los habitantes si se aplica una política pública<br />
adecuada.<br />
Resulta complejo, tras 65 años, describir en<br />
forma precisa <strong>el</strong> grado de consternación y cierta<br />
aprensión hacia los científicos, que desató<br />
<strong>el</strong> uso de <strong>la</strong>s bombas atómicas. Cuando se<br />
hizo <strong>el</strong> anuncio de <strong>la</strong>s consecuencias generadas<br />
sobre Hiroshima y Nagasaki, <strong>el</strong> prominente<br />
dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-<br />
1956) se encontraba justamente trabajando<br />
en <strong>la</strong> edición de <strong>la</strong> segunda versión de “La<br />
vida de Galileo” (1946). Tal vez, nadie mejor<br />
que él <strong>para</strong> traducir en pa<strong>la</strong>bras <strong>el</strong> impacto<br />
social y <strong>la</strong> impresión que <strong>la</strong> gente común tuvo<br />
acerca de los científicos en esa época.<br />
Inmediatamente después de <strong>la</strong> aterradora noticia,<br />
Brecht decidió introducir un cambio decisivo<br />
en <strong>la</strong> última escena de su famosa obra