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ingénit - Liceus

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Una hora después mis pasos me llevan por delante de un gran palacio,<br />

tiene un magnífico portón en cuyo interior se observan numerosas<br />

columnas decoradas con signos y dibujos en bajorrelieve. ¡Esos signos,<br />

representan ideas!, puedo sentir el significado que emana de ellos como<br />

tenues vapores síquicos. No me doy la oportunidad de entrar en él suntuosos<br />

palacio, como tampoco lo hago en otras colosales y magníficas construcciones<br />

en cuyos interiores abundan jeroglíficos.<br />

No hay restos de los Homo que habitaron la ciudad, al abandonarla<br />

llevaron consigo todas sus pertenencias. En las afueras hay abundante<br />

material de construcción abandonado; abundan los bloques líticos desparramados<br />

por doquier: iban a pertenecer a un edificio del que sólo<br />

existen los cimientos. Una mirada cuidadosa en esos bloques demuestra<br />

que no fueron sacados de cantera alguna, sino que fueron fabricados de<br />

fina arena y argamasa que al secar adquiere dureza de roca... Una ciudad<br />

abandonada en su esplendor.<br />

Un relincho rompe la quietud del ruinoso lugar. Tras los materiales<br />

de construcción abandonados, dos hermosos caballos pastan... Mientras<br />

los contemplo alguien está a espaldas mías acercándoseme silenciosamente.<br />

Se detiene y analiza la situación, y sin pensarlo más me apunta<br />

con su flecha y la suelta. Volteo rápidamente y de un manotazo la desvío.<br />

Coge otra torpemente, lo coloca en su arco.<br />

—Soy amigo —le digo tranquilizador.<br />

El torpe frenesí que lo agobia se detiene de inmediato. Se pregunta<br />

si oyó bien, si oyó palabras de su lenguaje en un misterioso desconocido.<br />

—Soy amigo.<br />

El frenesí se transforma en pánico.<br />

—Soy amigo.<br />

El pánico en supersticioso asombro y desconfianza.<br />

—¿Quién eres? —pregunta—. ¿Quién eres que puedes hablar<br />

como yo?<br />

—Un amigo.<br />

—¿Amigo? ¿Tú...?<br />

—Sí. No temas.<br />

—¡No! ¡No se me acerque!<br />

Apunta con su arma. Y adelanto un paso.<br />

—¡Ni un paso más! —grita retrocediendo— ¡Atrás! O no...—. Se<br />

le escapa el venablo sin acertarme.<br />

Sus genes lo traicionan. Luego da la vuelta y escapa.<br />

149<br />

R.HUAYNA INGÉNITO

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