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CAPITULO XIII<br />
Kilómetros y más kilómetros de olvido. Otra ciudad abandonada.<br />
Una ciudad de adobe y cerámica, con calles estrechas y ganadas por el<br />
polvo. Mucho polvo. Más adelante, hacía el centro de la ciudad las calles<br />
espaciosas, las amplias manzanas de plazas y altos edificios están<br />
cubiertos por capas de polvo, desmonte y maleza. En un fragmento de<br />
terreno descubierto recientemente se pueden ver bellos embaldosados<br />
alrededor de ajados los surtidores de agua. Abandono, desolación, olvido,<br />
acrecentado en el lugar sagrado de la ciudad, donde hubo un templo<br />
sostenido por columnas de varios metros de alto y fastuosos compartimientos<br />
y naves. El atrio formado por una gran plataforma, alberga escombros<br />
de enormes esculturas sagradas. Sobre un plano más elevado,<br />
un residuo de torre es apenas una semiterraza sembrada por el olvido<br />
con árboles y plantas exóticas, vivas por suerte. Esta titánica construcción<br />
de terrazas y más terrazas superpuestas, al igual que la ciudad, pronto<br />
serán devoradas por las grandes olas de arena de un desierto gris que ya<br />
está a la puerta...<br />
Algo duro, apenas visible, semienterrado en capas de barro seco y<br />
quebradizo, atrae mi curiosidad. La arena resbala cuando lo levanto. Es<br />
una tablilla de arcilla cocida conteniendo en toda su superficie caracteres<br />
cuneiformes. Los que inscribieron esos caracteres dejaron toda una frecuencia<br />
síquica imborrable en cada trazo de escritura, lo que hace fácil<br />
su traducción. Realmente los caracteres son como entes vivientes, o como<br />
baterías cargándose con los efluvios de quienes lo utilizan. ¡Un párrafo<br />
de la tablilla dice!:<br />
—...Y, ahora escribe...<br />
Veo a un Homo con vestimenta asiria pasearse dentro de una habitación,<br />
mientras le dicta a un escriba. Este con un estilete de plata hace<br />
pequeñas incisiones encima de una tablilla de arcilla cruda. Esas vivencias<br />
me llegan como una película virtual.<br />
—...¡Escribe! —dicta enorgullecido, el a todas luces, un reyezuelo—.<br />
¡Después de la batalla, quemé vivos a muchos enemigos! ¡A otros,<br />
los mutilé en castigo los brazos y las manos! ¡A los muchos los marqué<br />
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R.HUAYNA INGÉNITO