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ingénit - Liceus

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Iii... aaa... ooo... Me llego hasta el pórtico de esa gran luz. Que es<br />

toda una realidad aeónica descrita con los materiales superiores a la vida<br />

espiritual. Subo por una blanquísima alegoría de tres peldaños. ¡Suena<br />

una maravillosa sinfonía, y es notoria toda su escala de notas musicales<br />

combinadas hasta el infinito!<br />

Iii... aaa... ooo... Mi siguiente paso es un toquido cósmico: llamo<br />

tres veces. Vienen ecos insondables.<br />

Luego:<br />

—¡Paz inverencial! —monologa a sí misma la creación.<br />

—¡Paz inverencial! —complementa el monologo.<br />

—¡Adelante! —se sugiere a sí misma—. ¡Pase!<br />

Afuera, a mis espaldas, tras la puerta, ha quedado rezagada la evolución<br />

humana y divina.<br />

El guardián del templo, blande en ambas manos una límpida espada<br />

de oro llameante. Su faz es de fuego.<br />

—¡Jaquím! ¡Boaz! —interviene lo inmanifestado, cimbrando la<br />

creación.<br />

El guardián del templo se descubre ante mí, apaga las llamas de su<br />

rostro:<br />

—¡Ve...me!<br />

¡Oh! ¡Esa hierática faz es mía!, con la diferencia de que es incomprensible.<br />

Es algo extinto sin haber sido creado. Es <strong>ingénit</strong>o, algo más<br />

que vivo y real. Me sugiere avanzar hacía lo insondable. Acato: Iii...<br />

aaa... ooo... En mi camino una rosa une dos maderos coincidiéndolos en<br />

cruz. Es mi camino hasta divisar un singularísimo fuego azulino.<br />

—¡Madre divina! —brota de esas profundidades azulinas,<br />

aludiéndose, femenina—. ¡Diosa mía!<br />

Lo femenino de Dios.<br />

Simultáneamente, sin interferirse para nada. Se alude masculino:<br />

—¡Padre divino, Dios mío!<br />

Lo masculino de Dios.<br />

Iii... aaa... ooo... La radiación del fuego azulino empieza a crecer<br />

en todas las direcciones impregnando indeleblemente todo lo que encuentra<br />

a su paso. Se difunde por la oscuridad ilusoria... Luego de haberme<br />

hecho parte de esa luz, desde las profundidades de mi ser musito:<br />

—¡Padre mío! ¡Madre mía!<br />

Esta interiorización mía, brota del fuego azul e irradia: Iii... aaa...<br />

ooo...<br />

213<br />

R.HUAYNA INGÉNITO

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