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ingénit - Liceus

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CAPITULO VIII<br />

La limpieza del agua devela algunos fragmentos de mi infancia. Allí<br />

retozo, chapoteo en inmaculados ríos. Nado acompañado por un inteligentísimo<br />

ser acuático dueño de una inmensa caja craneana llena de cerebro.<br />

Me pregunto por que no le importa desarrollarlo, desarrollar ese<br />

potencial de ingente capacidad cognoscitiva. Y la respuesta me llega de<br />

la misma manera, ¿para qué? está perfectamente adaptado a su medio,<br />

es dueño como todos de su especie de la inmensa riqueza acuática que<br />

comparte maravillosamente con otras especies de seres donde están incluidos<br />

los humanos. Ambos, ellos y nosotros nos respetamos con la<br />

mayor reverencia y cortesía. Ellos son seres inocentes, arrobantes. Son<br />

nuestros hermanos.<br />

Pocas montañas deslumbran el paisaje con sus agudos picos. Todas<br />

estas montañas están huecas por dentro y dejan escapar hacía el<br />

incoloro cielo, gases, humo y otros compuestos químicos, además de<br />

calor escapado de las capas profundas del planeta. Una nube de vapor<br />

recorre los extensos campos humedeciéndolos y propiciando la feracidad<br />

acostumbrada.<br />

La mayoría de los ríos, que son delgados hilos de plata brillante,<br />

luego de un corto cause desaparecen en los extensos arenales cercanos<br />

al mar y continúan por el subsuelo impermeable hasta desembocar. El<br />

planeta es una inmensa bola de agua y los continentes son costras flotantes.<br />

Estos mares que llamaré subterráneos soportan con poco esfuerzo<br />

la esponjosa y llena de aire corteza planetaria; mares que en su mayor<br />

extensión no reciben la luz directa del astro que ilumina el planeta. Mares<br />

que cobijan a grandes ciudades submarinas. Mares con oscuridades<br />

abisales por debajo de las costras continentales a mil metros de profundidad;<br />

con oscuridades que se iluminan a los diez mil metros de profundidad<br />

por las rocas luminiscentes del lecho. Las criaturas que aquí viven<br />

poseen órganos bíoluminiscentes soportando extrañamente presiones escasamente<br />

mayores que las atmosféricas. Las mayores presiones están<br />

nada menos que después de los mil metros de profundidad debajo de la<br />

corteza sólida, donde existe una noche densa y permanente; aquí en al-<br />

79<br />

R.HUAYNA INGÉNITO

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