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R.HUAYNA INGÉNITO<br />
206<br />
CAPITULO XV<br />
Llega la selecta guardia de Hoge. Usado atuendos rojos para operaciones<br />
riesgosas, cada integrante de esa guardia está armado con instrumentos<br />
letales de última generación. Se desplazan con matemática<br />
precisión de comandos. Abandono el lugar, dejando a la inerte dama<br />
recostada sobre su sofisticado sillón, tengo cosas más importantes que<br />
hacer. Atravieso la pared más cercana, para mi cuerpo sutil esto es sencillo.<br />
Ingreso a otro laboratorio, en cuyo interior una sutilísima máquina,<br />
gobernada por un cerebro humano cultivado y microscópicas partes sintéticas,<br />
está siendo alimentada por la energía cerebral, mental e intuitiva<br />
de varias personas. Yacen acostadas las personas y flotan sobre un colchón<br />
electromagnético en el interior de una cápsula más energética que<br />
material, conectadas a la máquina con energéticos conductos visibles<br />
para mí... Este es el centro de inspiración donde se gesta toda idea que<br />
luego será suministrada a otras máquinas amorfas para transformarlas en<br />
supuestas maravillas.<br />
Es ultrajante y repulsivo el que las eminencias del arte junto a otros<br />
científicos y cultores de otros conocimientos, secuestrados por Hoge, se<br />
encuentren hipnoanesteciados, vegetando, conectados a una tonta máquina.<br />
Mi intuición me dice que en las profundidades íntimas de cada uno<br />
de ellos hay una chispa que lucha por mantenerse cuerda y que no ha<br />
claudicado del todo.<br />
No tengo más remedio que ubicar cuidadosamente el diabólico<br />
centro inteligente que gobierna la máquina y le causo destrozos de los<br />
que jamás se recuperará. Se oyen quejidos lastimeros, casi humanos, sin<br />
ubicación conocida. Luego de rápida agonía todas las demás máquinas<br />
también se inmovilizan y toda persona del interior de la cápsula desciende<br />
hasta el piso suavemente, muy pronto saldrán de la catalepsia forzada.<br />
Tuve el cuidado de neutralizar las alarmas. Enmudecieron de mal<br />
talante. Es importante ganar tiempo y evitar sorpresas, aunque preferiría<br />
llamar la atención y ponerles en guardia para descubrir sus puntos más<br />
vulnerables.