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ingénit - Liceus

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esa masa cerebral, contrario a su apariencia, es autosuficiente y completa;<br />

es evidente que necesita de muy pocas neuronas para realizar cada<br />

una de las muchas y complejas funciones vitales; esa diminuta masa se<br />

prolonga dentro del desmesurado espacio que las vértebras le brindan a<br />

la médula espinal y así compensa las deficiencias que tuviera. El torrente<br />

sanguíneo de esa gran cabeza me pide un suspiro sincero.<br />

El reptil ha saciado su apetito investigador y yo el mío. Algo en su<br />

actitud me ha rogado sutilmente, que acabe con la farsa que lo mantiene<br />

vivo, pues es un sufridero para él y para todos los habitantes del soterrado.<br />

Entonces vuelve por sus pasos, inmenso y reposado, colgando tras<br />

de sí una larga y voluminosa cola.<br />

No detengo mi marcha. Cuando veo que es necesario se me ocurre<br />

construir una armadía utilizando los troncos encallados en una ensenada<br />

rocosa; los amarro con bejucos irrompibles conseguidos en la floresta:<br />

prevengo las situaciones a las que será sometida la pequeña embarcación<br />

antes de lanzarla. Luego la armazón conmigo encima nos deslizamos<br />

aguas abajo; no olvidé llevar conmigo una pértiga que me servirá<br />

para eludir algunos obstáculos.<br />

El paisaje pasa. Cómodamente arrellanado me permito observar la<br />

abigarrada variación del bosque y los inmensos calveros pétreos que se<br />

ofrecen de cuando en cuando. Un par de horas más tarde me encuentro<br />

navegando en medio de un cañón pizarroso; de los altos farallones se<br />

desprenden lajas que en algún momento caen muy cerca haciendo peligrar<br />

mi estabilidad.<br />

De una plataforma saliente, en lo alto, echa a volar un reptil alado<br />

seguido por una docena de sus hermanos. Graznan y descienden en picada<br />

hasta rozar con el agua, bajan los afilados hocicos y se elevan con<br />

la misma rapidez llevando la pesca a cuestas. Dos de ellos que no optaron<br />

por la pesca, vuelan demasiado cerca de mi embarcación, retozan<br />

traviezamente al azar de sus voluntades, tan entusiasmados están que no<br />

cuentan con el peligro que surge desde las profundidades: ¡Una voluminosa<br />

cabeza carnicera coge a uno de ellos entre sus afiladísimos dientes<br />

cónicos y lo arrastra dentro de su elemento!<br />

Otros eventos de los mismos reptiles voladores constituyen lo cotidiano<br />

en estos parajes de efervescencia prehistórica. Repentinamente<br />

cesa todo bullicio y una tranquilidad obligada inunda al ambiente; el agua,<br />

el aire, la tierra, y todos los componentes vivos del ecosistema que me<br />

rodea se contagian de una pereza mortal; son un presagio de «La Vigi-<br />

65<br />

R.HUAYNA INGÉNITO

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