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ingénit - Liceus

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R.HUAYNA INGÉNITO<br />

mi estancia en el soterrado... Esta palabrita ahora suena tenebrosamente<br />

en mi interior: ¡Soterrado! y también parece vibrar en toda la burbuja<br />

sagrada con cierto temor que no puedo describir.<br />

—Por lo que puedo ver en tu semblante interior, te hago esta pregunta,<br />

querido amigo —apura Él—. ¿Es cierto que estamos encadenados,<br />

tú y nosotros, dentro de un mundo de espesas sombras,<br />

involuntariamente y sin merecerlo?<br />

—Sí —respondo.<br />

—Ese mundo es el soterrado. ¿Y desde cuándo?... ¿Es posible<br />

suponer desde cuándo?<br />

––No lo sé.<br />

––No estamos donde deberíamos estar. Este Universo, el cual gobernamos<br />

desde este corazón, se sustenta con la ayuda a los humanos,<br />

con la enseñanza que brindamos desinteresadamente. En este momento<br />

no me explico el porque de este encierro.<br />

Viene un momento de silencio en el que la meditación tiene cabida.<br />

—Lo sospechaba —prosigue, Él—, por el tedio que nos embarga.<br />

Un tedio mortal.<br />

Ante la contemplación de su compañera y mía, se dirige a un extremo<br />

de la burbuja, y poniéndose a mirar al exterior vuelve a hablar, pero<br />

esta vez consigo mismo:<br />

—Las luces y la negra noche sideral que nos rodean están ajándose.<br />

Esta armonía, los deliciosos susurros de Euterpe con los que está<br />

constituido nuestro mundo se extinguen inmisericordes... En fin, la euritmia<br />

de nuestros misterios se acaba, la intemperie del abandono y del olvido<br />

es inexorable... — y súbitamente inspirado se vuelve hacía mí para decir—:<br />

Pero tenemos esperanzas de que todo eso funesto no ocurra, ¡tú<br />

nos ayudaras!...<br />

No era necesario que me lo pidieran. Desde el momento que comprendí<br />

los terribles efectos del artificio impuesto en el soterrado, me propuse<br />

conocer a fondo a los autores de esa monstruosidad y de esa manera<br />

poder destruirlos. Haré lo sobrehumano para lograrlo...<br />

—...¡Nos ayudaras!...<br />

—Cuenten conmigo —respondo confiado y sereno, y pienso que<br />

el tiempo es lo único que se antepone como un tenaz muro...<br />

—¿Tiempo?... Ese concepto no tiene significado para nosotros —<br />

arguye cortando mi pensamiento mientras sus ojos destellan incomprensiblemente—.<br />

Aquí se vive en la perennidad. En una perennidad diferen-<br />

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