08.05.2013 Views

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

Libro_En_ el_Reinodela_Sal.pdf - Editores Alambique

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

paba plata, sed, pi<strong>el</strong>, cualquier cosa. Por aqu<strong>el</strong>lo se permite dormir<br />

en <strong>el</strong> asiento d<strong>el</strong> autobús con aire acondicionado, con t<strong>el</strong>evisor a colores<br />

y un servicio sanitario más fino que <strong>el</strong> de su casa. <strong>En</strong> unas<br />

horas estará en las tierras de sus antepasados, donde se levanta <strong>el</strong><br />

hot<strong>el</strong> al que llegará como un huésped más. Sandoval no tardará en<br />

descubrir que para nada iba a reclamar lo suyo y sí a despedirse de<br />

él. No es que esto lo ayudaría a morirse mejor. De hecho no le interesa<br />

siquiera, por lo que se dijo en un principio: “Nadie debería morirse<br />

sin ver cuáles son sus raíces, sin conocer quién es, de dónde<br />

viene, hacia dónde puede ir, qué hace uno con su vida”. Sólo es<br />

agua entre los dedos. Que para morirse no se necesitan raíces, ni razones;<br />

sólo aire, y a veces ni eso.<br />

No. Quiere ir, de alguna manera las situaciones se ordenaron, o<br />

él las acomodó, para que no quedara más que hacer lo que está<br />

haciendo. Y que le produce un apagado vértigo, como la espuma<br />

que se hace en <strong>el</strong> fregadero. Girar hacia <strong>el</strong> irr<strong>el</strong>evante agujero de lo<br />

que no puede evitar resultaba irresistible a quien siempre escogió<br />

quedarse en <strong>el</strong> margen de lo que pasara. Saberse ínfimo, derrotado<br />

por sus propias costumbres lo había hecho sentirse a salvo; tal su<br />

forma de posesionarse d<strong>el</strong> lugar donde todos nos sentimos poderosos.<br />

Quiere creer que nada puede apartarlo de realizar aqu<strong>el</strong> viaje.<br />

Por insignificante que resultaba ninguna fuerza podría detenerlo. Ni<br />

<strong>el</strong> aburrimiento. Y si existiera, él no la tiene porque no la quiere.<br />

El universo ha tirado sus dados sin caras. Para llegar a donde<br />

están girando: <strong>el</strong> agujero d<strong>el</strong> tiempo en <strong>el</strong> que pronto su cuerpo, y <strong>el</strong><br />

resto que él y los demás creen que es seguirá a sus pensamientos<br />

tendrá que ir hasta esas tierras. No es que le diera por creer en <strong>el</strong><br />

destino sino que descubrió al fin <strong>el</strong> verdadero poder de la inutilidad.<br />

Mejor, d<strong>el</strong> agotamiento. No tenía de dónde <strong>el</strong>egir otra cosa que la<br />

que hacía, sin poner en práctica lo de siempre: aceptar la derrota<br />

como una excusa para no enfrentarse. Aunque en este caso significara<br />

averiguar lo que pudiera acerca d<strong>el</strong> otro Sandoval, <strong>el</strong> padre de<br />

su madre. De quien, al final de su historia, se empecinará en creer<br />

que es <strong>el</strong> único en su familia que mereció morir.<br />

VII<br />

El Albino, sentado y bebiendo aguardiente de su garrafa personal,<br />

husmea la distancia. Nada se le escapa, igual que de costumbre, en<br />

especial lo que pasa alrededor de los grandes fogones que mandara<br />

a hacer afuera d<strong>el</strong> ranchón, frente a la cocina donde la carne es asa-<br />

15

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!